sábado, 1 de octubre de 2011

Octubre mes del Rosario

Octubre mes del Rosario
Padre Tomás Rodríguez

. La auténtica devoción se exterioriza con prácticas piadosas, cada persona puede tener preferencias de una sobre otras, todas son buenas, lo importante no es lo exterior, sino la actitud interna, la devoción.

. Cuando amamos a una persona, siempre que podamos hemos de contentarla en sus gustos; refiriéndonos a María, a Ella le gusta que sus hijos la veneren con el rezo del Santo Rosario, así lo ha pedido en muchas apariciones, que la Iglesia ha reconocido: Lourdes, Fátima.

. La Iglesia ha dedicado un mes, el de Octubre, para honrar a María con el rezo del Santo Rosario, ninguna devoción tiene una fiesta litúrgica como la tiene esta devoción, el 7 de Octubre se celebra la fiesta de Nuestra Señora del Rosario.

. Desde el Pontificado de Sixto lV, 1478, hasta nuestros días, el testimonio de todos los Papas sobre la excelencia del Rosario no ha podido ser más unánime. Sobre ninguna otra práctica de piedad han publicado jamás los Papas tanto número de Encíclicas. Sobresale León Xlll con 12, en todas ellas hay un recurso a María por el Rosario. Es conocido como “El Papa del Rosario”.

. Una de las imágenes de María, que más difusión tiene es la de Nuestra Señora del Rosario. Esto es sintomático de cómo ha calado en el pueblo cristiano esta devoción. Hace años en muchos hogares cristianos era práctica ordinaria el rezo diario en familia del Santo Rosario. Entre el silencio obligado de los más pequeños, el recogimiento del cabeza de familia y el ajetreo del ama de casa se terminaba la jornada con la sarta de las Avemarías, que indudablemente eran escuchadas por la Madre del Cielo complacida de que sus hijos cerrasen el horario de sus faenas con el rezo del Santo Rosario.

. No podemos traspasar aquellos clichés familiares a nuestros días, pues, no encajarían; pero no por eso tenemos que desterrar aquel amor a la Madre, que vela constantemente por nosotros.

. El fiel cristiano en muchas ocasiones, cuando tiene que rezar a nivel personal o comunitario acude en la mayoría de las veces al rezo del Santo Rosario, esta devoción nos parece un “comodín”, que siempre nos saca de apuros, pues, en el fondo de ella encontramos los distintos momentos de nuestra vida, gozo, dolor y alegría reflejados en la contemplación de los misterios.

. El que la Iglesia haya dedicado un mes especialmente a esta devoción, no es con un sentido exclusivo, sino para potenciar la importancia que tiene para nuestra vida esta expresión de devoción a María.

. A las dificultades, que algunos alegan en contra de esta devoción como puede ser la rutina debido a repetir siempre la misma oración, daremos algunas de las ya sabidas respuestas:

- “El amor, aunque tenga las mismas palabras, no tiene el mismo sentido”
- “Hablan mal del Rosario los que no lo rezan”
- “El peor Rosario es el que no se reza”.
. La actualidad del rezo del Rosario nos viene
- porque es una expresión de nuestro amor a María y éste no es de temporada,
- porque le agrada a María a quien tenemos que amar por ser nuestra Madre.

DIOS TE SALVE... REINA Y MADRE


OCTUBRE, MES DEL SANTO ROSARIO

Autor: Tere Fernández | Fuente: Catholic.net
Octubre: Mes del Rosario
La Iglesia ha dedicado un mes, el de Octubre, para honrar a María con el rezo del Santo Rosario
Octubre: Mes del Rosario
Octubre: Mes del Rosario


Origen e historia de esta devoción:

En la antigüedad, los romanos y los griegos solían coronar con rosas a las estatuas que representaban a sus dioses, como símbolo del ofrecimiento de sus corazones. La palabra “rosario” significa "corona de rosas".

Siguiendo esta tradición, las mujeres cristianas que eran llevadas al martirio por los romanos, marchaban por el Coliseo vestidas con sus ropas más vistosas y con sus cabezas adornadas de coronas de rosas, como símbolo de alegría y de la entrega de sus corazones al ir al encuentro de Dios. Por la noche, los cristianos recogían sus coronas y por cada rosa, recitaban una oración o un salmo por el eterno descanso del alma de las mártires.

La Iglesia recomendó entonces rezar el rosario, el cual consistía en recitar los 150 salmos de David, pues era considerada una oración sumamente agradable a Dios y fuente de innumerables gracias para aquellos que la rezaran. Sin embargo, esta recomendación sólo la seguían las personas cultas y letradas pero no la mayoría de los cristianos. Por esto, la Iglesia sugirió que aquellos que no supieran leer, suplantaran los 150 salmos por 150 Avemarías, divididas en quince decenas. A este “rosario corto” se le llamó “el salterio de la Virgen”.

Cuenta la Historia que un día, a finales del siglo XII, Santo Domingo de Guzmán quien sufría mucho al ver que la gravedad de los pecados de la gente estaba impidiendo la conversión de los albigenses, decidió ir al bosque a rezar. Estuvo en oración tres días y tres noches haciendo penitencia y flagelándose hasta perder el sentido. En este momento, se le apareció la Virgen con tres ángeles y le dijo que la mejor arma para convertir a las almas duras no era la flagelación, sino el rezo de su salterio.
Santo Domingo se dirigió en ese mismo momento a la catedral de Toulouse, sonaron las campanas y la gente se reunió para escucharlo. Cuando iba a empezar a hablar, se soltó una tormenta con rayos y viento muy fuerte que hizo que la gente se asustara. Todos los presentes pudieron ver que la imagen de la Virgen que estaba en la catedral alzaba tres veces los brazos hacia el Cielo. Santo Domingo empezó a rezar el salterio de la Virgen y la tormenta se terminó.

En otra ocasión, Santo Domingo tenía que dar un sermón en la Iglesia de Notre Dame en París con motivo de la fiesta de San Juan y, antes de hacerlo, rezó el Rosario. La Virgen se le apareció y le dijo que su sermón estaba bien, pero que mejor lo cambiara y le entregó un libro con imágenes, en el cual le explicaba lo mucho que gustaba a Dios el rosario de Avemarías porque le recordaba ciento cincuenta veces el momento en que la humanidad, representada por María, había aceptado a su Hijo como Salvador.
Santo Domingo cambió su homilía y habló de la devoción del Rosario y la gente comenzó a rezarlo con devoción, a vivir cristianamente y a dejar atrás sus malos hábitos.
Santo Domingo murió en 1221, después de una vida en la que se dedicó a predicar y hacer popular la devoción del Rosario entre las gentes de todas las clases sociales para el sufragio de las almas del Purgatorio, para el triunfo sobre el mal y prosperidad de la Santa Madre de la Iglesia.

El rezo del Rosario mantuvo su fervor por cien años después de la muerte de Santo Domingo y empezó a ser olvidado.

En 1349, hubo en Europa una terrible epidemia de peste a la que se le llamó ¨la muerte negra” en la que murieron muchísimas personas.
Fue entonces cuando el fraile Alan de la Roche, superior de los dominicos en la misma provincia de Francia donde había comenzado la devoción al Rosario, tuvo una aparición, en la cual Jesús, la Virgen y Santo Domingo le pidieron que reviviera la antigua costumbre del rezo del Santo Rosario. El Padre Alan comenzó esta labor de propagación junto con todos los frailes dominicos en 1460. Ellos le dieron la forma que tiene actualmente, con la aprobación eclesiástica. A partir de entonces, esta devoción se extendió en toda la Iglesia.

¿Cuándo se instituyó formalmente esta fiesta?

El 7 de octubre de 1571 se llevó a cabo la batalla naval de Lepanto en la cual los cristianos vencieron a los turcos. Los cristianos sabían que si perdían esta batalla su religión podía peligrar y por esta razón confiaron en la ayuda de Dios, a través de la intercesión de la Santísima Virgen. El Papa San Pío V pidió a los cristianos rezar el rosario por la flota. En Roma estaba el Papa despachando asuntos cuando de pronto se levantó y anunció que sabía que la flota cristiana había sido victoriosa. Ordenó el toque de campanas y una procesión. Días más tarde llegaron los mensajeros con la noticia oficial del triunfo cristiano. Posteriormente, instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias el 7 de octubre.

Un año más tarde, Gregorio XIII cambió el nombre de la fiesta por el de Nuestra Señora del Rosario y determinó que se celebrase el primer domingo de Octubre (día en que se había ganado la batalla). Actualmente se celebra la fiesta del Rosario el 7 de Octubre y algunos dominicos siguen celebrándola el primer domingo del mes.

La fuerza del Rosario
A lo largo de la historia se ha visto como el rezo del Santo Rosario pone al demonio fuera de la ruta del hombre y de la Iglesia. Llena de bendiciones a quienes lo rezan con devoción. Nuestra Madre del Cielo ha seguido promoviéndolo, principalmente en sus apariciones a los pastorcillos de Fátima.

El Rosario es una verdadera fuente de gracias. María es medianera de las gracias de Dios. Dios ha querido que muchas gracias nos lleguen por su conducto, ya que fue por ella que nos llegó la salvación.

Todo cristiano puede rezar el Rosario. Es una oración muy completa, ya que requiere del empleo simultáneo de tres potencias de la persona: física, vocal y espiritual. Las cuentas favorecen la concentración de la mente.

Rezar el Rosario es como llevar diez flores a María en cada misterio. Es una manera de repetirle muchas veces lo mucho que la queremos. El amor y la piedad no se cansan nunca de repetir con frecuencia las mismas palabras, porque siempre contienen algo nuevo. Si lo rezamos todos los días, la Virgen nos llenará de gracias y nos ayudará a llegar al Cielo. María intercede por nosotros sus hijos y no nos deja de premiar con su ayuda. Al rezarlo, recordamos con la mente y el corazón los misterios de la vida de Jesús y los misterios de la conducta admirable de María: los gozosos, los dolorosos, los luminosos y los gloriosos. Nos metemos en las escenas evangélicas: Belén, Nazaret, Jerusalén, el huerto de los Olivos, el Calvario, María al pie de la cruz, Cristo resucitado, el Cielo, todo esto pasa por nuestra mente mientras nuestros labios oran.

Las Letanías
El Rosario no es una oración litúrgica, sino sólo un ejercicio piadoso. Las Letanías forman una parte oficial de la liturgia en cuanto que las invocaciones reciben permiso de la Santa Sede. Se cree que su origen fue, probablemente, antes del siglo XII.

La forma actual en la que las rezamos se adoptó en el santuario mariano de Loreto, en Italia y por eso se llama Letanía lauretana. En 1587, el Papa Sixto V la aprobó para que la rezaran todos los cristianos. Todos los cristianos hemos recurrido a la Virgen en momentos de alegría llamándola “Causa de nuestra alegría”, en momentos de dolor diciéndole “Consoladora de los afligidos”, etc.
Podemos rezar las Letanías con devoción, con amor filial, con gozo de tener una Madre con tantos títulos y perfecciones, recibidos de Dios por su Maternidad divina y por su absoluta fidelidad. Al rezarlas, tendremos la dicha de alabar a María, de invocar su protección y de ser ayudados siempre ya que la Virgen no nos deja desamparados.

ORACIÓN A STA. TERESITA DEL NIÑO JESÚS


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