martes, 7 de mayo de 2013

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS - 07 DE MAYO DEL 2013


LOS  CINCO MINUTOS DE DIOS
07 DE MAYO DEL 2013

No me cabe ninguna duda de que tú quieres ser sabio y quieres ser santo: inteligente y bueno. Para ser inteligente y sabio, deberás estar mucho tiempo solo, estudiando, leyendo, meditando, profundizando en tus conocimientos; para ser santo y bueno, deberás estar con los demás, a fin de moldear tu carácter y de brindarles cuanto eres y cuanto tienes; y, al mismo tiempo, necesitarás ciertos momentos de soledad para penetrar en tu interior, a fin de irte perfeccionando.
Y tanto para ser sabio e inteligente como para llegar a ser bueno y santo, necesitarás estar siempre con Dios, que es la verdadera Inteligencia y la Santidad por esencia.
Y si llegas a ser sabio y santo, ¿me puedes decir qué más puedes anhelar en tu vida? Ya has cumplido tu misión, ya te has realizado ante tu conciencia, ante tus prójimos y ante Dios.
No pienses ser bueno, si no te entregas a Dios incondicionalmente; no pienses ser bueno sólo porque no hagas el mal; todavía te queda mucho por hacer.

"Yo soy Yahvéh, vuestro Dios; santificaos y sed santos, pues yo soy santo" (Lev, 11, 44). Tres veces repetimos "Santo, Santo, Santo", es decir: santísimo es nuestro Dios; sus hijos no podemos menos de asemejarnos al Padre, pues tenemos su misma naturaleza, que es la gracia, es decir, la santidad. 

Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios"  de Alfonso Milagros

UN MINUTO MARIANO - 7 DE MAYO 2013


UN MINUTO MARIANO
 
Antes de morir Jesús ofrece al apóstol Juan aquello más precioso que posee: su Madre, María, quien «a los pies de la Cruz, en Juan, acoge en su corazón a toda la humanidad». 
 
Juan Pablo II

EL BUEN HUMOR...

El Buen Humor


EL BUEN HUMOR:

   - Ayuda a mantener la salud: física y psicológica;
   - Distiende las facciones duras del rostro.
   - y quita las arrugas del espíritu.

EL BUEN HUMOR:

   - Ayuda a una buena digestión, quita el estrés y
   - rebaja la tensión sanguínea

EL BUEN HUMOR:


   - Quita hierro al percance, desintoxica nuestro interior;
   - Rejuvenece el alma y nos devuelve la alegría de vivir.

EL BUEN HUMOR:

   - Relativiza los problemas de cada día;
   - Es una ayuda para tener paz con uno mismmo y
   - saberla transmitir a los demás.

EL BUEN HUMOR:


   - Predispone a tender puentes, quitar escollos y
   - seguir por el camino emprendido.

EL BUEN HUMOR:

   - Evita crispaciones, enfrentamientos, mallos modos;
   - Hace aflorar la bondad, la comprensión, el perdón;
   - Beneficia la convivencia y la buena armonía.

RETRATO DE UNA MADRE

Retrato de una Madre
Autor: Monseñor Ramón Ángel Jara.


Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados.

Una mujer que siendo joven, tiene la reflexión de la anciana; y en la vejez, trabaja con el ardor de la juventud.

Una mujer que si es ignorante, descubre los secretos de la vida con más acierto que un sabio; y si es instruida, se acomoda a la simplicidad de los niños.

Una mujer que siendo pobre, se satisface con la felicidad de los que ama; y siendo rica, daría con gusto todo su tesoro por no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud.

Una mujer que siendo vigorosa, se estremece con el vagido de un niño; y siendo débil, se reviste con la bravura de un león.

Una mujer que mientras vive, no la sabemos estimar porque a su lado todos los dolores se olvidan; pero después de muerta, daríamos todo lo que tenemos por mirarla sólo un instante, por recibir de ella un solo abrazo, por escuchas un solo acento de sus labios.

De esta mujer no me exijáis el nombre, si no queréis que empañe con lágrimas estas paginas… porque ya la ví pasar en mi camino.

Cuando crezcan vuestros hijos, leedles estas páginas y ellos cubriendo de besos vuestra frente, os dirán que un humilde viajero, en pago del suntuoso hospedaje recibido, ha dejado aquí para vos y para ellos, un boceto del retrato de una madre.

DARÉ MI VIDA...


Daré mi vida

San Juan Crisóstomo fue condenado al destierro por el emperador. Al saber tal noticia, un inmenso  gentío se reunió en la catedral, y Juan Crisóstomo pronunció uno de sus más hermosos sermones.
Decía: “¿Que me destierran? ¿A qué sitio me podrán enviar que no esté mi Dios allí cuidando de mí? 

¿Que me quitan mis bienes? ¿Qué me pueden quitar si ya los he repartido todos? ¿Que me matarán? Así  me vuelvo más semejante a mi Maestro Jesús, y como Él, daré mi vida por mis ovejas…”.
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