sábado, 25 de mayo de 2013

SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA...


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS - 25 DE MAYO DEL 2013


 LOS  CINCO MINUTOS DE DIOS
25 DE MAYO DEL 2013

No es la vida la que en sí tiene aliciente; es el sentido que nosotros le damos a la vida; si ese sentido no llega a satisfacer las legítimas ansias que hay en todo corazón humano, la vida no alcanza a ser razón suficiente de nuestro existir.
En ese caso, cuando la vida no tiene un sentido hondo y orientador, cuando no se ve el por qué de la propia vida, cuando nuestras acciones no trascienden el momento presente que, por ser presente, es tan fugaz; cuando a ese momento fugaz no se le da una prospectiva hacia el más allá, tiene aplicación lo que afirma nuestro folklore cuando dice: "Para vivir como vives, mejor no morir de viejo".
No es, pues, ni la juventud, ni la salud, ni el dinero lo que puede ser una razón suficiente de nuestro existir; es más bien el sentido que damos a nuestras acciones y a la vida en general y dentro del ámbito de ese sentido la proyección hacia un futuro promisorio.

"En ella [la Palabra de Dios: Cristo] estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron" (Jn, 1, 4-5). Las tinieblas son el Mal, mientras que la luz es el Bien.

Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios"  de Alfonso Milagros

HAY GENTE COMO TÚ ....


 Hay gente como tú...

        Hay gente que con solo decir UNA PALABRA
        enciende la ilusión y los rosales...

        Que con solo SONREÍR entre los ojos
        nos invitan a viajar por otras zonas
        nos hacen recorrer toda la magia...

        Que con solo dar la mano
        rompe la soledad, pone la mesa,
        sirve el puchero, coloca guirnaldas...

        Que con solo empuñar una guitarra
        hace una sinfonía de entrecasa.

        Hay gente que con solo abrir la boca
        llega hasta los confines del alma,
        alimenta una flor, inventa sueños,
        hace cantar el vino en las tinajas
        y se queda después como si nada...

        Y  uno se va de novio con la Vida
        desterrando una muerte solitaria,
        pues sabe que a la vuelta de la esquina
        hay gente así... Tan necesaria.

UN MINUTO MARIANO


UN MINUTO MARIANO

   María es la respiración del alma. Invocarla a menudo es señal de vida. 

Autor desconocido

EL EVANGELIO DEL DIA

Autor: Juan Gralla | Fuente: Catholic.net
Jesús y los niños
Marcos 10, 13-16. Tiempo Ordinario. Tener el alma de niños, Jesús no puede resistirse ante un niño.
 
Jesús y los niños
Del santo Evangelio según san Marcos 10, 13-16

En aquel tiempo presentaron a Jesús unos niños para que los tocara; pero los discípulos les reñían. Pero Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios. Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él» Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre ellos.

Oración introductoria

Señor, acrecienta mi fe, mi esperanza y mi caridad, para hacer una verdadera oración. Con espíritu de niño me pongo en tu presencia, confiando en que nada me impedirá experimentar tu cercanía, tu amor e interés por mi salvación.

Petición

Jesús, concédeme la sencillez, el idealismo y la confianza que caracterizan la personalidad de un niño.

Meditación del Papa

Lo que quería decir resulta muy claro si recordamos el episodio sobre los niños presentados a Jesús "para que los tocara", descrito por todos los evangelistas sinópticos. Contra la resistencia de los discípulos, que quieren defenderlo frente a esta intromisión, Jesús llama a los niños, les impone las manos y los bendice. Y explica luego este gesto diciendo: "Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el Reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el Reino de Dios como un niño, no entrará en él". Los niños son para Jesús el ejemplo por excelencia de ese ser pequeño ante Dios que es necesario para poder pasar por el "ojo de una aguja", a lo que hace referencia el relato del joven rico en el pasaje que sigue inmediatamente después. Poco antes había ocurrido el episodio en el que Jesús reaccionó a la discusión sobre quién era el más importante entre los discípulos poniendo en medio a un niño, y abrazándole dijo: "El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí". Jesús se identifica con el niño, Él mismo se ha hecho pequeño. Como Hijo, no hace nada por sí mismo, sino que actúa totalmente a partir del Padre y de cara a Él. (Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, segunda parte, p. 7).

Reflexión

Los niños tienen una manera especial de captar lo religioso. Incluso nos sorprende ver con qué fervor rezan o se detienen ante una imagen de la Virgen. Es porque tienen un espíritu sencillo.

Es responsabilidad de los padres el cultivar los aspectos religiosos en los niños, igual que se les enseña a hablar o a leer. Captan muy bien lo que hacen los mayores, y si les ven rezando, yendo a Misa o explicándoles algún detalle de nuestra fe, lo asimilan con gran facilidad. Hay que aprovecharlo y no esperar a que sean adultos, porque el racionalismo propio de esa edad les impedirá acercarse a la fe.

Es fundamental la labor de los padres. Son ellos los primeros educadores. No pueden dejar esa función al colegio, ni siquiera a la catequesis de la parroquia, porque la familia es la primera escuela de la fe. ¿Cómo entenderá el amor de Dios si no ve amor en su casa? ¿O cómo será su relación con Dios Padre si su propio papá le da miedo o nunca está en casa?

Pero también Jesús quiere a niños de muchos años, pero con alma de niño, sencillos al rezar, al pedirle sus necesidades, al contarle sus preocupaciones y sus alegrías.
Tener el alma de niños, Jesús no puede resistirse ante un niño.

Deja que Jesús te de un abrazo, te bendiga, te imponga sus manos, acercate a Él, como si fueras un niño pequeño. Jesús te llenará de paz, de alegría y tus preocupaciones y sufrimientos serán menos, porque estás con Él, abandonalo todo en sus brazos.

Diálogo con Cristo

Señor, quiero ser merecedor de entrar a tu Reino. Me doy cuenta que las condiciones para entrar son exigentes, porque tienen que surgir de un amor total, por Ti y por los demás. Conoces mi inmadurez y mi egoísmo infantil, mi deseo de decir «sí»... para hacerlo mejor hasta mañana y luego otro hasta mañana y así sucesivamente; por ello suplico la intercesión de María, para que sepa abandonarme como un niño en su regazo, y su amor fiel y constante me estimule a querer crecer en mi amor.

Propósito

Escuchar con interés las opiniones de los demás y evitar las palabras llenas de orgullo o superioridad.

REGLAS DE ORO DEL DIA


Reglas de oro del dia

        Si abriste, cierra.
        Si encendiste, apaga.
        Si conectaste, desconecta.
        Si desordenaste, ordena.
        Si ensuciaste, limpia.
        Si rompiste, arregla.
        Si no sabes arreglar, busca al que sepa.
        Si no sabes qué decir, cállate.
        Si debes usar algo que no te pertenece, pide permiso.
        Si te prestaron, devuelve.
        Si no sabes cómo funciona, no toques.
        Si es gratis, no lo desperdicies.
        Si no es asunto tuyo, no te entrometas.
        Si no sabes hacerlo mejor, no critiques.
        Si no puedes ayudar, no molestes.
        Si prometiste, cumple.
        Si ofendiste, discúlpate.
        Si no sabes, no opines.
        Si opinaste, hazte cargo.
        Si algo te sirve, trátalo con cariño.

        Si no puedes hacer lo que quieres, trata de querer lo que haces
.

OPTAR POR LA VIDA



        Optar por la vida
        Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD



              Cuenta una fábula china que, en cierta ocasión, una barca que transportaba a cinco personas zozobró en medio de un río y los pasajeros tuvieron que nadar para poder salvarse. Uno de ellos, el mejor nadador, se quedaba atrás a pesar de los esfuerzos que hacía. Le impedía avanzar el cinturón de monedas que llevaba amarrado. Los que habían llegado a la orilla le gritaron: “¡Eres tonto, no te empecines, vas a ahogarte!”. Entonces, ¿de qué te servirá el dinero? El hombre no tiraba el dinero. Poco después el agua se lo tragaba.

                   Tenemos un gran amor a la vida, pero a veces pueden más otros amores que, ofreciéndonos felicidad, nos quitan la vida.

                   La palabra vida despierta interés y, normalmente, la asociamos con la alegría, el amor, la paz, la felicidad...

                   Dios es un Dios de vivos y quiere que vivamos plenamente. Delante de nosotros está la vida y la muerte. En la elección de una u otra está el futuro para nosotros y para nuestra descendencia.

                   Los primeros creyentes se encontraron con Jesús lleno de vida. El Resucitado se les hacía presente en la vida cotidiana. La experiencia fundamental era el encuentro con Jesús vivo, que les daba una nueva posibilidad de vida, sin miedo, sin complejos, sin sobresaltos. Es curioso cómo los que, paralizados por la cobardía, no se atrevían a confesarse como discípulos, cuando se encontraron con el Resucitado, arriesgaron su vida por la causa del Crucificado. Él les cambió totalmente la existencia hasta poder decir como Pablo: “Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí” (Gá 2,20). Quien vive de Cristo resucitado se convierte en Buena Noticia para los demás.

                   Quien tiene la experiencia pascual, opta por la vida, ama la vida, trabaja porque todos tengan vida. El amor es vida y comunica vida. “Sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos. Quien no ama permanece en la muerte (1 Jn 3,14).

                   Los que han optado por la vida, tendrán que seguir los pasos de Cristo. “Sería un error grave pretender apuntarse a la Resurrección de Jesús en su último estadio sin recorrer las mismas etapas históricas que recorrió Jesús” (Jon Sobrino). Los que sirven a la causa de la vida, sufrirán persecuciones, tribulaciones, pero Jesús estará con ellos.

                    Dios quiere que vivamos desbordantemente felices y que apoyemos la vida con decisión; pero nosotros, por querer vivir mejor, a nuestro aire, nos amarramos a lo que en vez de darnos vida (dinero, droga, placer, fama...) nos hunde cada día más en la muerte.

LA VIDA CRISTIANA ES BELLA. LA TRINIDAD Y YO


La vida cristiana es bella . La Trinidad y yo
Autor: P Evaristo Sada LC | Fuente: www.la-oracion.com



Es muy diferente un pozo seco a un manantial. El manantial tiene vida. El pozo seco o con agua estancada es muerte. Cuando nos referimos a la relación del hombre con Dios puesta en acto, hablamos de vida, vida espiritual.

¿Cuál es la fuente de la vida espiritual? ¿De dónde viene esta vida? ¿Quién da vida? La fuente de la vida espiritual es la vida de Dios, nuestra participación en la vida de la Santísima Trinidad por la gracia a través de los sacramentos y la oración.

Eso es lo que se mueve allá adentro de nosotros, esa es la sangre que corre por nuestras venas desde el día de nuestro bautismo. Desde entonces, el manantial que ocupa el centro de nuestro ser es la Trinidad. ¡Qué maravilla!

Una verdad existencial

El próximo domingo celebramos la solemnidad de la Santísima Trinidad, misterio central de nuestra fe. Para mí esta fiesta es una invitación a poner en acto en la oración eso que creo por la fe, en forma de relación personal, de trato, con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. No basta el conocimiento del misterio, la Iglesia nos  invita a través de la teología y de la liturgia a profundizar en su significado, pero profundizar de una manera no sólo intelectual, sino afectiva, existencial.

El bautismo: una llamada al amor

Al recibir en el bautismo el don de la gracia santificante, que nos hizo hijos de Dios, recibimos de parte de Él una llamada al amor. Después de esto nuestra vida cristiana consiste en responder al don recibido de Dios: “Si alguien me ama, guardará mi palabra y mi Padre le amará y vendremos a él y haremos morada en él.” (Jn 14, 23) Dios que puso amor, espera una respuesta de amor.

"La respuesta de la fe nace cuando el hombre descubre, por gracia de Dios, que creer significa encontrar la verdadera vida, la “vida en plenitud”. Uno de los grandes padres de la Iglesia, san Hilario de Poitiers, escribió que se convirtió en creyente cuando comprendió, al escuchar en el Evangelio, que para alcanzar una vida verdaderamente feliz eran insuficientes tanto las posesiones, como el tranquilo disfrute de los bienes y que había algo más importante y precioso: el conocimiento de la verdad y la plenitud del amor entregados por Cristo (Cf. De Trinitate 1,2)." (Benedicto XVI 13 de junio 2011)

Intimidad con Dios

Dios nos invita a participar de su vida íntima, de esa vida que consiste en el amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Se dice fácil, pero este es un misterio grandioso, algo sobrehumano, sobrenatural, y en el cual estamos sumergidos.

Cada vez que intimamos con Dios en la oración entramos en el misterio. Es fe orante. En ella nos dirigimos a Dios como Padre. Padre es el nombre propio de Dios. Así nos lo reveló Jesucristo, quien vive contemplándolo permanentemente. “El Padre, que me ha enviado, posee la vida, y yo vivo por él. Así también el que me come vivirá por mí” (Jn 6, 57).

En Jesucristo contemplamos la belleza del Padre, él es “resplandor de Su gloria” (Hb. 1,3), el que está con nosotros, Dios-con-nosotros (Is 7, 14) Su misión es nuestra salvación. Tratamos con Cristo como nuestro salvador, nuestro redentor: “Padre, yo deseo que todos estos que tú me has dado puedan estar conmigo donde esté yo” (Jn 17, 24). Somos pecadores rescatados por la sangre de Cristo y en la oración cristiana nos dirigimos a Él como nuestro Redentor para darle las gracias, pedirle perdón, aprender de Él.

Y tratamos con el Espíritu Santo cuya misión es nuestra santificación. A partir del bautismo tenemos toda una vida por delante para crecer y asemejarnos como hijos que somos, al Hijo con mayúscula. Esa labor paciente de transformación conforme a la imagen de Cristo la va realizando el Espíritu Santo en nosotros poco a poco, como el agua sobre la piedra de río, a medida que cooperamos con Él. El Espíritu Santo es el Santificador, el Huésped de nuestra alma, nuestro Socio con el que trabajamos para realizarnos en plenitud como hombres y como cristianos. Él es amor y derrama el amor de Dios en nuestros corazones. (Rom 5, 5)

La vida espiritual, la vida de oración, es simplemente maravillosa. ¡Qué gozada poder tratar como hijo con EL PADRE, como pecador rescatado con su mismo REDENTOR; como buscador con su GUÍA! Francamente, ¡qué maravilla!

La vida cristiana es bella.

N.B. Si un espectáculo de agua, luz y sonido (no dejes de verlo) puede ser tan armónico y bello, ¡qué será la belleza de la vida trinitaria que llevamos dentro!
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