lunes, 23 de diciembre de 2013

CARTA DE JESÚS ANTES DE LA NAVIDAD


Carta de Jesús antes de la Navidad


Queridos amigos:

Les agradezco su carta, la hemos leído con José y María y la hemos comentado todos en el cielo.

Me han escrito "No vale la pena que vuelvas....." Aquí se equivocan porque ya estoy entre ustedes y más aun, dentro de ustedes. Búsquenme y me encontrarán.

Ahora ya en vísperas de 25 de Diciembre, quiero recordarles algunas maneras de celebrar la Navidad. Muchos cristianos, más de lo que imaginan, la celebran y muy bien.

= Cada vez que piensan en los otros, entienden la NAVIDAD.
= Cada vez que rezan y ayudan a rezar, descubren la NAVIDAD.
= Cada vez que admiran y quieren la belleza, la vida, la justicia, la bondad, quieren y admiran la NAVIDAD.
= Cada vez que se deciden a perdonar, consolar, comprender, crear alegría, anticipan la NAVIDAD.
= Cada vez que descubren sus miserias y las aceptan y cuentan conmigo, desean la NAVIDAD.
= Cada vez que se preparan o son ya un buen profesional honrado y capaz, aseguran una vida de NAVIDAD.
= Cada vez que buscan a los pobres, a los que no tienen nombre, a los necesitados, celebran y hacen celebrar la NAVIDAD.
= Cada vez que los mayores ven a los pequeños semejantes a mi: cada vez que los pequeños saben ver en los mayores a mi Padre, hacen venir la NAVIDAD.

Estoy con ustedes y con cada uno de ustedes siempre.

Jesús

ORACIÓN PARA LAS ALMAS DEL PURGATORIO


ORACIÓN PARA LAS ALMAS DEL PURGATORIO

Dios omnipotente, Padre de bondad y de misericordia, apiadaos de las benditas almas del Purgatorio y ayudad a mis queridos padres y antepasados.

A cada invocación se contesta: ¡Jesús mío, misericordia!

Ayudad a mis hermanos y parientes. 
Ayudad a todos mis bienhechores espirituales y temporales.
Ayudad a los que han sido mis amigos y súbditos.
Ayudad a cuantos debo amor y oración. 
Ayudad a cuantos he perjudicado y dañado.
Ayudad a los que han faltado contra mí. 
Ayudad a aquellos a quienes profesáis predilección.
Ayudad a los que están más próximos a la unión con Vos.
Ayudad a los que os desean más ardientemente.
Ayudad a los que sufren más.
Ayudad a los que están más lejos de su liberación.
Ayudad a los que menos auxilio reciben. 
Ayudad a los que más méritos tienen por la Iglesia.
Ayudad a los que fueron ricos aquí, y allí son los más pobres.
Ayudad a los poderosos, que ahora son como viles siervos.
Ayudad a los ciegos que ahora reconocen su ceguera.
Ayudad a los vanidosos que malgastaron su tiempo.
Ayudad a los pobres que no buscaron las riquezas divinas.
Ayudad a los tibios que muy poca oración han hecho.
Ayudad a los perezosos que han descuidado tantas obras buenas.
Ayudad a los de poca fe que descuidaron los santos Sacramentos.
Ayudad a los reincidentes que sólo por un milagro de la gracia se han salvado. 
Ayudad a los padres que no vigilaron bien a sus hijos.
Ayudad a los superiores poco atentos a la salvación de sus súbditos.
Ayudad a los pobres hombres, que casi sólo se preocuparon del dinero y del placer.
Ayudad a los de espíritu mundano que no aprovecharon sus riquezas o talentos para el cielo.
Ayudad a los necios, que vieron morir a tantos no acordándose de su propia muerte.
Ayudad a los que no dispusieron a tiempo de su casa, estando completamente desprevenidos para el viaje más importante.
Ayudad a los que juzgaréis tanto más severamente, cuánto más les fue confiado.
Ayudad a los pontífices, reyes y príncipes.
Ayudad a los obispos y sus consejeros. Ayudad a mis maestros y pastores de almas.
Ayudad a los finados sacerdotes de esta diócesis.
Ayudad a los sacerdotes y religiosos de la Iglesia católica.
Ayudad a los defensores de la santa fe. 
Ayudad a los caídos en los campos de batalla.
Ayudad a los sepultados en los mares.
Ayudad a los muertos repentinamente.
Ayudad a los fallecidos sin recibir los santos sacramentos.

V. Dadles, Señor, a todas las almas el descanso eterno.
R. Y haced lucir sobre ellas vuestra eterna luz.
V. Que en paz descansen. 
R. Amén.

NUNCA TE QUEJES


Nunca te quejes
Autor: Pablo Neruda


Nunca te quejes de nadie, ni de nada, porque fundamentalmente tu has  hecho lo que querías en tu vida. 

Acepta la dificultad de edificarte a ti mismo y el valor de empezar 
corrigiéndote. El triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas de su  error. 

Nunca te quejes de tu soledad o de tu suerte, enfréntala con valor y 
acéptala. De una manera u otra es el resultado de tus actos y prueba que tu siempre has de ganar. 

No te amargues de tu propio fracaso ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o seguirás justificándote como un niño. Recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan terrible para claudicar. 

No olvides que la causa de tu presente es tu pasado así como la causa de tu futuro será tu presente. 

Aprende de los audaces, de los fuertes, de quien no acepta situaciones, de quien vivirá a pesar de todo, piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo y tus problemas sin eliminarlos morirán. 

Aprende a nacer desde el dolor y a ser más grande que el más grande de los obstáculos, mírate en el espejo de ti mismo y serás libre y fuerte y dejarás de ser un títere de las circunstancias porque tu mismo eres tu destino. 

Levántate y mira el sol por las mañanas y respira la luz del amanecer. 
Tú eres parte de la fuerza de tu vida, ahora despiértate, lucha, camina,  decídete y triunfarás en la vida; nunca pienses en la suerte, porque la suerte es: el pretexto de los fracasados.

NAVIDAD EN TU INTERIOR



Navidad en tu interior

Navidad significa nacimiento, y el símbolo de la Navidad es una estrella, una luz en la obscuridad que sirvió de guía para encontrar al salvador. No veamos más esta estrella fuera de nosotros, sino brillando en nuestro cielo interno y aceptémosla como símbolo de que ha llegado el tiempo del Cristo; el tiempo de reconocer nuestra verdadera identidad.

Dentro de cada uno de nosotros existe un Salvador que conoce nuestra totalidad, nuestra esencia. Es una sabiduría innata que, si la utilizamos como una guía, nos conducirá siempre a experiencias de paz, armonía y amor. Es algo muy especial que está en todos y es para todos. Si no sacamos el mayor provecho de ella es sólo porque no la podemos entender y mucho menos aceptar.

Esta esencia en nosotros es la que conoce nuestra totalidad o nuestra santidad. 

Pero como un amigo fiel, no llegará a donde no se ha le ha invitado. Por lo tanto, vamos a comenzar nuestras fiestas navideñas abriéndole la puerta a este invitado tan especial. 

No temamos abrirle la puerta y recibámosle sin expectativas. El sabrá orientarnos, sin equivocarse y nos traerá regalos que no podremos encontrar en ningún lugar del mundo.

Tan pronto recibamos ese invitado tan especial, estaremos listos para preparar la gran fiesta. Pero, ¿cómo va a ser esta fiesta de Navidad?

Nuestro amigo no pide nada. No exige sacrificios de ningún tipo. Por lo tanto, en esta Navidad, cerremos las puertas a todo sacrificio estéril, a la culpa, al miedo a la escasez y demos paso a lo único que tiene sentido en nuestras vidas, a ese regalo del cual derivan su existencia todas las cosas: el amor.

Para muchas personas, las estampas de la Navidad traen sentimientos de gozo y alegría. Para otras, esta época puede ser difícil, solitaria, aumentando los sentimientos de culpa y depresión. Continuamente leemos artículos sobre cómo disfrutar las fiestas, sin embargo muchos no podemos imaginar cómo salir de ese estado de inmensa soledad en que algunos nos sumergimos. A veces podemos sentirnos atrapados entre lo que queremos hacer y lo que debemos hacer. Nos sentimos culpables porque deseamos quedarnos en casa en vez de salir a visitar familiares por compromiso.

También podemos sentirnos perdidos porque no tenemos la familia que quisiéramos tener. Muchos de nosotros, año tras año esperamos que la mágica Navidad nos regale una persona que pueda llenar el vacío del solitario corazón, causando honda desesperación cuando no sucede. Recuerda que no estás solo(a). Que hay muchas personas compartiendo tus mismos sentimientos.

SI TE SIENTES FELIZ EN NAVIDAD



Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
Si te sientes feliz en Navidad...
La Navidad te invita a recuperar tu alma de niño, el niño inocente que fuiste alguna vez.



Si te sientes feliz en Navidad, no te extrañes. 
Tienes derecho y razón de ser feliz. 
Si en Navidad sientes deseos de hacer las paces con todo el mundo, hazlo sin dudar. 

Los ángeles te lo indican: 
Paz a los hombres de buena voluntad. 
Si tienes deseos 
de hacer las paces con Dios en Navidad, 
¿por qué esperar? 

Es el momento más adecuado. 
No todos los días sientes los mismos deseos. 
Es mejor pedir perdón a un Niño 
que a un Hombre. 

Mejor acudir al tribunal de la Misericordia 
que al de la Justicia. 
Si te sientes triste en Navidad, 
no has entendido. 

¿Triste cuando Dios viene a tu encuentro 
lleno de amor y ternura? 
Si sigues odiando en Navidad, 
no has comprendido. 
Navidad es la fiesta del Amor, 
del Perdón, de la Paz, 
por si no lo sabías. 

Si sigues siendo un pecador en este tiempo, 
la Navidad no existe para ti. 
La Navidad te invita a recuperar tu alma de niño, el niño inocente que fuiste alguna vez. 

Al nacimiento de Jesús fueron invitados unos pastores, 
gente sencilla y buena. 
No fueron invitados los cortesanos de Herodes, 
ni los fariseos, ni los miembros del Sanedrín. 

No fueron los grandes de este mundo, 
sino los pastores. 
Por humildes y sencillos, 
por ser dóciles al mensaje Divino. 

Hoy siguen siendo invitados los humildes, 
los que aceptan a Dios y sus mandamientos, 
los sencillos, los pobres de espíritu. 

Jesús es el patrón de los desamparados, 
de los sin techo, de los emigrantes, 
de todos los miserables, enfermos, hambrientos… 
Cristo nace como un gitano. 

Para el Creador del mundo un establo de animales. 
No había lugar para Él en ninguna casa de Belén. 
Para enseñarnos que las cosas materiales 
no son la felicidad del hombre sino las celestiales. 
¡Qué contraste tan brutal con ese afán nuestro 
de poseer más y más cosas! 

Nunca estamos satisfechos con lo que tenemos. 
"He encontrado a Cristo y por tanto la alegría de vivir"... 
Ojalá que esta Navidad, 
tú también puedas decir eso: 
He encontrado a Cristo y por tanto la alegría de vivir... 

Porque de lo contrario, 
"aunque Cristo naciese mil veces en Belén, si no nace en ti, seguirás eternamente perdido". 

EL EVANGELIO DE HOY: 23.12.2013

Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
Nacimiento de Juan Bautista
Lucas 1, 57-66. Adviento. Dios cura con su mano nuestras almas más a menudo que nuestros cuerpos.
 
Nacimiento de Juan Bautista
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 57-66

Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo. Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella. Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, pero su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar Juan». Le decían: «No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre». Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase. El pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos quedaron admirados. Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios. Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas; todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo: «Pues ¿qué será este niño?» Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él.

Oración introductoria

Mi Dios y Señor, en vísperas de la Noche Buena quiero encontrarme contigo en la oración. Mis debilidades y caídas me apartan de Ti, confío en tu piedad y en tu misericordia. Ven, Señor Jesús, e ilumina esta meditación para prepararme a recibirte en mi pobre y débil corazón.

Petición

Señor, acrecienta mi fe para saberte buscarte y escucharte en mi silencio de esta oración.

Meditación del Papa Francisco

Isabel y su hijo se regocija en el vientre al escuchar las palabras de María. Es todo alegría, la alegría que es fiesta. Los cristianos no estamos tan acostumbrados a hablar de la alegría, del gozo, creo que muchas veces nos gustan más las quejas.
Él que nos da la alegría es el Espíritu Santo. Es el Espíritu el que nos guía. Él es el autor de la alegría, el Creador de la alegría. Y esta alegría en el Espíritu Santo, nos da la verdadera libertad cristiana. Sin alegría, nosotros los cristianos no podemos ser libres, nos convertimos en esclavos de nuestras tristezas.
El gran Pablo VI dijo que no se puede llevar adelante el evangelio con cristianos tristes, desesperanzados, desanimados. No se puede. Esta actitud un poco fúnebre, ¿no? Muchas veces los cristianos tienen un rostro que es más bien para ir a una procesión fúnebre, que para ir a alabar a Dios, ¿no? Y de esta alegría viene la alabanza, esta alabanza de María, esta alabanza que dice Sofonías, la alabanza de Simeón, de Ana: ¡la alabanza de Dios!
El corazón alaba a Dios ¿Y cómo se alaba a Dios? Se alaba saliendo de sí mismos, gratuitamente, como es gratuita la gracia que Él nos da. Usted que está aquí en la misa, ¿alaba a Dios, o solo le pide a Dios y le agradece? ¿Acaso alaba a Dios? Aquello es una cosa nueva, nueva en nuestra vida espiritual. Alabar a Dios, salir de nosotros mismos para alabar; perder el tiempo alabando. (cf S.S. Francisco, 31 de mayo de 2013).

Reflexión

Zacarías está mudo. El ángel lo ha dejado sin poder contar ni una palabra a Isabel de lo que le ha ocurrido. Nueve meses largos de espera en silencio es tiempo suficiente para recobrar la paz y la serenidad. Zacarías había aceptado con dolor este sufrimiento y había aprendido a ser humilde. Por eso su lengua se "desata" en el momento oportuno. Ni él ni nadie lo esperaba. Sucede de improviso, como de improviso llegó aquel día el ángel, pero esta vez el anciano sacerdote supo cómo responder. La gratitud y la alabanza a Dios son sus primeras palabras en un canto de júbilo emocionado.

Isabel concibió a Juan en su seno, mientras Zacarías, en silencio, recobró la fe y confianza en Dios. En ambos se da el milagro. La vida espiritual se construye a base de pequeños o grandes milagros que se dan en esa esfera íntima del alma, que sólo Dios y cada uno conoce. Pero no por ello dejan de ser milagros. Dios toca con su mano nuestras almas más a menudo que nuestros cuerpos... "la mano del Señor estaba con él..." sí, y también con nosotros. Porque Dios quiere engendrar en cada uno de nosotros a un hombre nuevo. Mediante la humildad, el crecimiento de nuestra fe, y de nuestra confianza. Por medio de la donación y la entrega generosa. Porque sin amor no podemos hacer nada meritorio. El hombre nuevo que coopera a la acción de Dios es consciente de su pequeñez, pero aún más de que esa "mano" divina le sostiene.

El anuncio de la Navidad, con su nuevo nacimiento tan cercano ya, nos debe estimular. Quien nace es también como en el caso de Zacarías un hombre nuevo, un hombre tocado por Dios. Salgamos al encuentro de Jesús, preparemos nuestro espíritu, no dejemos que todo se vaya en lo exterior, porque es un tiempo precioso para crecer, para engendrar a Jesús más y más en el corazón. La medida de nuestra felicidad, de nuestra gratitud y alegría, como la de Zacarías, dependerá de habernos dejado a nosotros mismos y haber aceptado el querer de Dios. La oración es el medio para fortalecer estas convicciones, la caridad el instrumento para hacerlas creíbles a los ojos de los demás.

Propósito

Prepararme para la Navidad pidiendo perdón por las veces en que no he sabido obedecer la voluntad de Dios que se manifiesta a través de su Iglesia.

Diálogo con Cristo

Zacarías pudo hablar sólo cuando dijo «sí» al plan de Dios y aceptar que el niño se llamará Juan. Yo también quiero decir «sí» a lo que Tú dispongas, confiando plenamente en que será para mi felicidad presente y futura. Ayúdame a caminar en la Iglesia, con valentía y fidelidad, el camino que me puede llevar a la santidad.

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