miércoles, 14 de febrero de 2018

A MÍ ME LO HICIERON


“A mí me lo hicieron”



Vivir la caridad cristiana no es fácil. En verdad está por encima de nuestra capacidad humana. Por eso es indispensable suplicar con humildad y constancia al Señor el don de la fraternidad para poder elevarnos sobre nuestros egoísmos, retraimientos, susceptibilidades… Pero cuando el amor de Dios nos invade podemos “disculpar, soportar y esperar sin límites”.

Cuando llegaban voluntarios a la puerta de la casa de Madre Teresa para compartir con ella y las hermanas la ayuda a los más necesitados, solía decirles con las manos bien abiertas: “Lo primero que deben aprender es qué son los cinco dedos. Significan cinco palabras dichas por Jesús a sus discípulos: “A mí me lo hicieron”. Es decir, cada vez que hagan esto a uno de mis pequeños, es como si me lo hicieran a mí. No lo olviden. El agonizante cubierto de gusanos entre la inmundicia de Calcuta es Cristo mismo, así como lo es el niño leproso, el enfermo de Sida rechazado por su familia, el joven que muere en las aceras de Nueva York, víctima de una sobredosis”.

Hay personas pobres que distribuyen sonrisas. Existen personas que sufren pero nos comunican alegría. Por allí van personas incomprendidas que saben comprendernos. Yo conozco personas que fueron ofendidas y supieron perdonar. Conozco todas esas personas… y su secreto es amar.



* Enviado por el P. Natalio

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