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viernes, 12 de junio de 2015

LA DEVOCIÓN DE LAS IMÁGENES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


La devoción a las imágenes al Corazón de Jesús

El que ama se consuela en algún modo de la ausencia de su amigo considerando su retrato al cual lleva consigo, lo besa con ternura, y lo mira con frecuencia. Otro tanto nos aconseja hacer el devoto Lausperge con respecto a las imágenes del Corazón de Jesús. Tengan, dice, para conservar su devoción, alguna imagen de este Corazón adorable; colóquenla en algún lugar donde puedan verla a menudo, con el fin de que su vista excite en ustedes el fuego del amor divino. Bésenla con la misma devoción con que besarían al Corazón mismo de Jesucristo; entren en espíritu hasta ese Corazón divinizado, imprimiendo el suyo en él con una ardorosa fuerza, sepultando en él su alma entera y esforzándose por atraer hacia ustedes el amor que reina en el Corazón de Jesús, sus gracias, sus virtudes; en una palabra, todo lo que encierra este Corazón Sagrado, pues es el manantial inagotable de todos los bienes.

Además, si esta práctica no fuera provechosa, ¿enseñaría la Iglesia el culto de las santas imágenes? Santa Teresa dice en su vida con esa admirable sencillez que la caracteriza: “No siéndome muy fácil recordar, a menudo, los objetos, me gustaban en extremo las imágenes”.

¡Ah! Desgraciados de los que pierden por su culpa los socorros que podían sacar de ellas. Tales personas demuestran bastante que no aman a nuestro seño; porque si lo amasen, se regocijarían al ver su imagen, así como los hombres se alegran mucho al mirar el retrato de la persona amada. Pero nada debe excitar tanto en ustedes esta veneración hacia las imágenes del Corazón de Jesús, como el placer que él experimenta cuando lo honramos. He aquí lo que dice Santa Margarita María: “un día, que era el de San Juan Evangelista, después de la sagrada comunión, se me presentó el Corazón de Jesús como en un trono de fuego cuyas llamas más brillantes que el sol esparcían su luz por todos lados. La llaga que recibió sobre la cruz se percibió se percibió en el visiblemente; estaba además coronado  de espinas y ornado de una cruz. MI divino Salvador me hizo conocer que estos instrumentos de la pasión significaban que el amor inmenso de su Corazón para con los hombres había sido el principio de todos sus sufrimientos; que desde el primer instante de su encarnación había tenido presentes todos aquellos tormentos y ultrajes; que desde aquel momento, la cruz fue plantada en su Corazón, por decirlo así; que desde entonces aceptó todos los dolores y humillaciones que su santa humanidad había de sufrir durante el curso de su vida mortal, como también todos los agravios a que había de exponerle su amor por los hombres, permaneciendo con ellos en el Santísimo Sacramento hasta el fin de los siglos.

“Mi Salvador, añade ella, me ha asegurado que le complacía mucho ver los sentimientos interiores de su Corazón y de su amor honrados bajo la figura de este Corazón de carne, tal cual me había sido manifestado, rodeado de llamas, coronado de espinas y colocado debajo de una cruz, y que era su voluntad que una tal imagen de ese Sagrado Corazón fuese presentada al público, con el fin, añadió mi amable Redentor, de enternecer el corazón insensible de los hombres; al mismo tiempo, me prometió que derramaría con profusión los tesoros de gracia, que su Corazón posee en un grado inmenso, sobre los que le tributasen este honor y que, donde quiera que esta santa imagen fuese colocada para honrarla especialmente, atraería los favores del cielo”.

Refiérese que los habitantes de Antioquia detuvieron un terremoto escribiendo en las puertas de sus casas: Jesucristo está con nosotros, detente.

Llevemos sobre nuestro Corazón la imagen del Corazón de Jesús, y entonces, desafiando con valor al enemigo  de nuestra salvación, en todas nuestras tentaciones podremos decirle: El Corazón de Jesús está conmigo, detente.

Obsequio: Llevar consigo una imagen o medalla del Corazón de Jesús; tener una en su oratorio, procurando, en cuanto sea posible, que haya una capillita dedicada especialmente a su culto en la parroquia del lugar en que uno vive.

Jaculatoria. Vamos con confianza al trono de la gracia, al Corazón de Jesús, a fin de experimentar los efectos de su misericordia y hallar en él la gracia en la necesidad.

Transcrito por José Gálvez Krüger para ACI Prensa

LA TERNURA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS CON LOS HOMBRES


Ternura del Sagrado Corazón con los hombres
Jesús que mira a todos los hombres como hermanos suyos amándolos con la mayor ternura.


Por: Pbro. Patricio Romero | Fuente: Archicofradía Guardia de Honor S. C. de Jesús




I. Jesús es nuestro amigo

Del amor a Dios procede necesariamente el amor a los hombres que son hijos suyos. Jesús tiene para nosotros Corazón de amigo; así quiere Él mismo llamarse, y con razón, pues tiene de amigo el afecto, la fidelidad y el incesante desvelo. ¡Oh, palabra dulce! ¡Oh título amable! ¿Qué cosa hay incomparable con este amigo fiel? ni ¿qué es todo el oro y plata su comparación? (Eccl. 6).

Discípulo afortunado que reclinásteis vuestra cabeza sobre el Corazón de Jesús, y fuísteis objeto de su predilección, decidnos si el divino Salvador sabe amar a sus amigos, y si Él mismo es aquel amigo fiel que da la vida y la inmortalidad, sirviendo al mismo tiempo de defensa y baluarte a sus amigos (Ibid). Jesús es en efecto al amigo verdadero que no nos abandona en la desgracia ni aún en la muerte; que mira por nuestros intereses y nos ama con un amor puro y desinteresado. ¡Oh! ¡cuán mal he correspondido yo hasta aquí a su amistad divina! Dios mío, ¡cuán sensible es mi corazón para con las criaturas y cuán duro para Vos! ¡Ah! ¡Si al menos no hubiese yo jamás abandonado a este amigo!... ¡Si no le hubiese hecho traición!... ¡Oh Jesús mío! perdonad mi infidelidad.


II. Es nuestro hermano

El Corazón de Jesús es el Corazón de un hermano. Al título de amigo junta el Salvador otro todavía más tierno; el título de hermano. ¿Qué cosa hay más dulce que el amor fraternal? ¿Que cosa más íntima que los lazos que unen entre sí a los hermanos? "Id a mis hermanos, dijo Jesús a la Magdalena, y decidles de mi parte: suba a mi Padre y vuestro Padre" (Jo.20). Por otra parte este título no es en los labios de Jesús un nombre vano; puesto que en esta cualidad quiere que participemos de sus bienes haciéndonos coherederos de Él. Cohœeredes Christi (Rom. 8).

Pero lo que más hace resaltar la fuerza de este amor, es nuestra indignidad e ingratitud; por cuanto nosotros le hemos tenido en poco, le hemos rechazado, ultrajado y hasta entregado a la muerte, y a pesar de esto Él nos ha amado buscándonos para rescatarnos del infierno, y de infelices desterrados que éramos nos ha hecho hijos de Dios, abriéndonos las puertas del cielo.

Ahora bien: ¿Queréis dar al Salvador una prueba de agradecimiento al favor insigne que os dispensa recibiéndoos por hermanos? Amad a vuestro prójimo, y socorred a Jesucristo en sus pobres, seguros de que mirará como hecho a su persona lo que hicieseis con el más pequeño de los suyos. ¡Qué felices sois pudiendo de este modo pagar a Jesucristo lo mucho que le debéis!


III. Es nuestro Padre

El Corazón de Jesús es para nosotros un Corazón de Padre. Los vínculos que unen al Padre con los hijos son más íntimos aún que los que unen entre sí a los hermanos. Pues bien: Jesucristo ha querido tomar el nombre de Padre de sus escogidos, y amarles con una ternura paternal. "Heme constituido Padre de Israel, reconociendo a Efraín como a mi primogénito. Yo trataré con respeto a Efraín" (Jer. 31). Este Padre amantísimo a derramado su sangre para darnos la vida, y aún ahora nos alimenta con su preciosa carne, de manera que le pertenecemos con más justo título que los hijos pertenecen a su madre natural. "Heme aquí, dice el Salvador, y conmigo los hijos que Dios me ha dado" (Heb. 2) ¿Qué deben a su padre los hijos más queridos? ¿Qué debo yo a Jesucristo? ¿Qué me toca hacer por Él?


IV. Es nuestro esposo

El Corazón de Jesús es para nosotros Corazón de esposo. Sobre la unión de los hermanos entre sí, y la de un padre con sus hijos, hay otra todavía de mayor excelencia y que identifica más: esta unión es la de los esposos. ¿Quién es capaz de comprender, y menos aún de explicar lo que encierra la mística alianza de la criatura con el Creador? ¿Quién habría podido persuadirse jamás que el Hijo de Dios llegara a tal exceso de amor para con el hombre caído, ni de que nuestro corazón, desfigurado por la culpa, lleno de imperfecciones, despreciable en sus afectos y desarreglado en sus deseos, había de celebrar una unión tan estrecha con su Dios? Y sin embargo, es así. "Habéis herido mi Corazón, hermana mía, Esposa mía, dice el alma fiel. Vulnerasti cor meum, soror mea, sponsa" (Can. 4).

Yo me regocijaré con sumo gozo en el Señor, dice el profeta, y el alma mía se llenará de placer en mi Dios; porque me ha cubierto con el manto de la justicia, como a esposo ceñido de corona, y como esposa ataviada con sus joyas (Is. 61). En esta unión que se celebra entre el Corazón de Jesús y el corazón del hombre, la caridad sirve de lazo. Mi amado para mí: yo para Él. Dilectus meus mihi, et ego ili (Cant. 2). Mas ¡oh Dios! ¡quién podrá aspirar a una amistad tan íntima? La justicia, la pureza y la humildad nos disponen a ella. Dios nos las concede por su bondad, y sólo con una constante fidelidad se conserva.

Escucha, alma mía, lo que te dice el Señor: Te desposaré conmigo para siempre mediante la justicia, la misericordia y la fidelidad, y conocerás que Yo soy el Señor (Os. 2).

miércoles, 10 de junio de 2015

LAS REVELACIONES DEL CORAZÓN DE JESÚS A SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE


REVELACIONES DEL CORAZÓN DE JESÚS
A SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE



Primera revelación

El 27 de diciembre de 1673, día de San Juan el Apóstol, Margarita María, que tenía solo 14 meses de profesa y 26 años de edad, estaba como de costumbre arrodillada ante el Señor en el Santísimo Sacramento expuesto en la capilla. Era el momento de la primera gran revelación del Señor. Ella lo cuenta así:

"Estando yo delante del Santísimo Sacramento me encontré toda penetrada por Su divina presencia. El Señor me hizo reposar por muy largo tiempo sobre su pecho divino, en el cual me descubrió todas las maravillas de su amor y los secretos inexplicables de su Corazón Sagrado.

El me dijo:

"Mi Divino Corazón, está tan apasionado de Amor a los hombres, en particular hacia ti, que, no pudiendo contener en el las llamas de su ardiente caridad, es menester que las derrame valiéndose de ti y se manifieste a ellos para enriquecerlos con los preciosos dones que te estoy descubriendo  los cuales contienen las gracias santificantes y saludables necesarias para separarles del abismo de perdición. Te he elegido como un abismo de indignidad y de ignorancia, a fin de que sea todo obra mía."

"Luego," continúa Margarita, "me pidió el corazón, el cual yo le suplicaba tomara y lo cual hizo, poniéndome entonces en el suyo adorable, desde el cual me lo hizo ver como un pequeño átomo que se consumía en el horno encendido del suyo, de donde lo sacó como llama encendida en forma de corazón, poniéndolo a continuación en el lugar de donde lo había tomado, diciéndome al propio tiempo: "He ahí, mi bien amada, una preciosa prenda de mi amor, que encierra en tu costado una chispa de sus mas vivas llamas, para que te sirva de corazón y te consumas hasta el último instante y cuyo ardor no se extinguirá ni enfriará. De tal forma te marcaré con la Sangre de mi Cruz, que te reportará más humillaciones que consuelos. Y como prueba de que la gracia que te acabo de conceder no es nada imaginario, aunque he cerrado la llaga de tu costado, te quedará para siempre su dolor y, si hasta el presente solo has tomado el nombre de esclava mía, ahora te doy el de discípula muy amada de mi Sagrado Corazón."

Después de este favor tan grande, Margarita quedó por muchos días como abrasada toda y embriagada y tan fuera de si que podía hablar y comer solamente haciéndose una gran violencia. Ni siquiera podía compartir lo sucedido con su superiora lo cual tenia gran deseo de hacer. Tampoco podía dormir, pues la llaga, cuyo dolor le era tan grato, engendraba en ella tan vivos ardores, que la consumía y la abrasaba toda.

A partir de la primera revelación, Margarita sufriría todos los primeros viernes de mes una reproducción de la misteriosa llaga del costado, cosa que le sucedería hasta su muerte. Estos eran los momentos particularmente elegidos por el Señor para manifestarle lo que quería de ella y para descubrirle los secretos de su amable Corazón.

Entre estas visitas le decía el Señor, "Busco una víctima para mi Corazón, que quiera sacrificarse como hostia de inmolación en el cumplimiento de mis designios." En su gran humildad, Margarita le presentó varias almas que, según ella corresponderían más fielmente. Pero el Señor le respondió que era ella a quien había escogido. Esto no era sino ocasión de confusión para Margarita pues su temor era que llegasen a atribuir a ella las gracias que del Señor recibía.

 Segunda revelación

Unos dos o tres meses después de la primera aparición, se produjo la segunda gran revelación. Escribe Margarita:

"El divino Corazón se me presentó en un trono de llamas, mas brillante que el sol, y  transparente como el cristal, con la llaga adorable, rodeado de una corona de espinas y significando las punzadas producidas por nuestros pecados, y una cruz en la parte superior...

...la cual significaba que, desde los primeros instantes de su Encarnación, es decir, desde que se formó el Sagrado Corazón, quedó plantado en el la cruz, quedando lleno, desde el primer momento, de todas las amarguras que debían producirle las humillaciones, la pobreza, el dolor, y el menosprecio que su Sagrada Humanidad iba a sufrir durante todo el curso de su vida y en Su Santa Pasión."

"Me hizo ver, " continúa Margarita, "que el ardiente deseo que tenía de ser amado por los hombres y apartarlos del camino de la perdición, en el que los precipita Satanás en gran número, le había hecho formar el designio de manifestar su Corazón a los hombres, con todos los tesoros de amor, de misericordia, de gracias, de santificación, y de salvación que contiene, a fin de que cuantos quieran rendirle y procurarle todo el amor, el honor y la gloria que puedan, queden enriquecidos abundante y profusamente con los divinos tesoros del Corazón de Dios, cuya fuente es, al que se ha de honrar bajo la figura de su Corazón de carne, cuya imagen quería ver expuesta y llevada por mi sobre el corazón, para grabar en el, su amor y llenarlo de los dones de que está repleto, y para destruir en él todos los movimientos desordenados. Que esparciría sus gracias y bendiciones por dondequiera que estuviere expuesta su santa imagen para tributarle honores, y que tal bendición sería como un último esfuerzo de su amor, deseoso de favorecer a los hombres en estos últimos siglos de la Redención amorosa, a fin de apartarlos del imperio de Satanás, al que pretende arruinar, para ponernos en la dulce libertad del imperio de su amor, que quiere restablecer en el corazón de todos los que se decidan a abrazar esta devoción."

En esta segunda gran revelación, Nuestro Señor empezó a descubrir sus intenciones y formular sus promesas. La imagen del Sagrado Corazón de Cristo es el símbolo de su ardiente amor hacia nosotros, el cual había entregado sin condiciones,  y el Señor quería que esta imagen se expusiese en las casas o llevarse sobre el pecho en forma de Medalla, ofreciendo así promesas de gracias y bendiciones a quienes lo veneraban. Pero por el momento Margarita no podía decir nada de lo que había visto pues no había llegado la hora. Estas revelaciones tendrían que pasar primero por muchos exámenes y sufrir mucha oposición. Y aún había mucho más que Jesús quiera revelar.

Tercera revelación

En lo que probablemente era el primer viernes de junio de 1674, fiesta de Corpus Christi, tuvo Margarita la tercera gran revelación.

Una vez entre otras, escribe Sta. Margarita, "que se hallaba expuesto el Santísimo Sacramento, después de sentirme retirada en mi interior por un recogimiento extraordinario de todos mis sentidos y potencias, Jesucristo mi Amado se presentó delante de mi todo resplandeciente de Gloria, con sus cinco llagas brillantes, como cinco soles y despidiendo de su sagrada humanidad rayos de luz de todas partes pero sobre todo de su adorable pecho, que parecía un horno encendido; y, habiéndose abierto, me descubrió su amante y amable Corazón."

Entonces Jesús le explicó las maravillas de su puro amor y hasta que exceso había llegado su amor para con los hombres de quienes no recibía sino ingratitudes. Esta aparición es mas brillante que las demás. Amante apasionado, se queja del desamor de los suyos y así divino mendigo, nos tiende la mano el Señor para solicitar nuestro amor.

Le dirige las siguientes peticiones:

º Comulgarás tantas veces cuanto la obediencia quiera permitírmelo

º Jueves a viernes haré que participes de aquella mortal tristeza que Yo quise sentir en el huerto de los olivos; tristeza que te reducirá a una especie de agonía mas difícil de sufrir que la muerte.

º Por acompañarme en la humilde oración que hice entonces a mi Padre en medio de todas mis congojas, te levantaré de once a doce de la noche para postrarte durante una hora conmigo; el rostro en el suelo, tanto para calmar la cólera divina, pidiendo misericordia para los pecadores, como para suavizar, en cierto modo, la amargura que sentí al ser abandonado por mis apóstoles, obligándome a echarles en cara el no haber podido velar una hora conmigo...

"Una vez, estando expuesto el Santísimo Sacramento, se presentó Jesucristo resplandeciente de gloria, con sus cinco llagas que se presentaban como otro tanto soles, saliendo llamaradas de todas partes de Su Sagrada Humanidad, pero sobre todo de su adorable pecho que, parecía un horno encendido. Habiéndose abierto, me descubrió su amabilísimo y amante Corazón, que era el vivo manantial de las llamas. Entonces fue cuando me descubrió las inexplicables maravillas de su puro amor con que había amado hasta el exceso a los hombres, recibiendo solamente de ellos ingratitudes y desconocimiento.

"Eso," le dice Jesús a Margarita, "fue lo que más me dolió de todo cuanto sufrí en mi Pasión, mientras que si me correspondiesen con algo de amor, tendría por poco todo lo que hice por ellos y, de poder ser, aún habría querido hacer más. Mas sólo frialdades y desaires tienen para todo mi afán en procurarles el bien. Al menos dame tú el gusto de suplir su ingratitud de todo cuanto te sea dado conforme a tus posibilidades."

Ante estas palabras, Margarita solo podía expresarle al Señor su impotencia, Él le replicó: "Toma, ahí tienes con qué suplir cuanto te falte." Y del Corazón abierto de Jesús, salió una llamarada tan ardiente que pensó que la iba a consumir, pues quedó muy penetrada y no podía ella aguantarlo, por lo que le pidió que tuviese compasión de su debilidad. El le respondió:

"Yo seré tu fortaleza, nada temas, solo has de estar atenta a mi voz y a lo que exija de ti con el fin de prepararte para la realización de mis designios."

Entonces el Señor le describió a Margarita exáctamente de que forma se iba a realizar la práctica de la devoción a Su Corazón, junto con su propósito, que era la reparación. Finalmente, Jesús mismo le avisa sobre las tentaciones que el demonio levantará para hacerla caer.

"Primeramente me recibirás en el Santísimo Sacramento tanto como la obediencia tenga a bien permitírtelo; algunas mortificaciones y humillaciones por ello habrán de producirse y que recibirás como gajes de mi amor. Comulgarás, además, todos los primeros viernes de mes, y en la noche del jueves al viernes, te haré participe de la mortal tristeza que quise sentir en el huerto de los Olivos, cuya tristeza te reducirá, sin que logres comprenderlo, a una especie de agonía más difícil de soportar que la muerte. Para acompañarme en la humilde plegaria que elevé entonces a mi Padre, en medio de todas tus angustias, te levantarás entre las once y las doce de la noche para postrarte conmigo durante una hora, con la cara en el suelo, tanto para apaciguar la cólera divina, pidiendo por los pecadores, como para endulzar de algún modo la amargura que sentía por el abandono de mis apóstoles, lo cual me llevó a reprocharles que no habían podido velar una hora conmigo. Durante esa hora harás lo que te diga. Pero, oye hija mía, no creas a la ligera todo espíritu, ni te fíes, porque Satanás está rabiando por engañarte. Por eso, no hagas nada sin permiso de los que te guían, a fin de que, contando con la autoridad de la obediencia, él no pueda engañarte, ya que no tiene poder alguno sobre los obedientes."


lunes, 8 de junio de 2015

¿CÓMO ES EL CORAZÓN DE JESÚS?


¿Cómo es el corazón de Jesús?
Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. (Mateo 11, 29)
Por: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant | Fuente: Catholic.net




La Fiesta de “El Sagrado Corazón de Jesús”, no invita a mirar a Cristo y a aprender de su ejemplo; “aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”.  (Mateo 11, 29), Nuestro amor cristiano puede ser de diversas maneras, pero cuanto más nos acerquemos al de Cristo, será mas transparente y cristalino. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. (Mateo  5,8)


El Corazón, símbolo y parábola de nuestra Personalidad

Lucas escribe en su Evangelio: “María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón”  (Lucas  2,19), también refiriéndose a María dice que: conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón. (Lucas  2, 51). En muchos versículos Lucas se refiere a los sentimientos que tenían los hombres como sentimientos que nacían y se cuidaban en el corazón, es así como también escribe: “porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”. (Lucas  12). Todos estos versículos, nos ayudan de buena manera a comprender de algún  modo la interioridad de María y de Jesús, junto con la de los protagonistas de los relatos evangélicos, como por ejemplo en este relato; “Conociendo Jesús lo que pensaban en su corazón, tomó a un niño, le puso a su lado, y les dijo: El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más pequeño de entre vosotros, ése es mayor.  (Lucas  9,47).

En otras palabras, podemos afirmar, que tanto en las Sagradas Escrituras como en los escritos de la vida cotidiana, todo aquel que desee describir como son los sentimientos de alguien determinado, se refiere al corazón, por lo que este órgano humano es todo un símbolo y parábola de nuestra personalidad y allí se atesoran las cosas buenas; “porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. (Lucas  12,34), después de haber oído, conservan la Palabra con corazón bueno y recto, y dan fruto con perseverancia. (Lucas  8,15) o allí se manifiestan nuestros miedo; ¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón?  (Lucas  24,38)


  El Corazón de los hombres

El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno,  (Lucas  6,45) El corazón representa algo muy importante en el ser humano, podríamos incluso decir que el corazón personifica  en su integridad al hombre, y es porque es el centro único y excepcional de la persona humana, un hombre sin corazón, es un ser sin vida de amor, no tiene con que amar y no puede cumplir lo que Jesús nos ha pedido: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón”  (Lucas  10,27), por tanto el corazón es el centro de nuestro ser, la fuente de nuestro temperamento, allí se anida la virtud de la mansedumbre, de la humildad y es el sitio preferido de la misteriosa acción de Dios.

Y por cierto, al Señor le gusta el hombre de corazón puro, porque es un corazón que sabe amar: “Amaos intensamente unos a otros con corazón puro” (1 Pedro  1,2), y no solo le encanta, sino que a los puros de corazón les bendice; Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. (Mateo  5,8). No obstante, sabemos también que hay dureza en el corazón y en el puede existir el bien y el mal, es así como los hay traicioneros; Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle,  (Juan  13,2), “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas”(Marcos  7,21), pero a pesar de estos corazones enrarecidos, Jesús tiene confianza en que los hombres pueden transformarse en hombre de buen corazón y les pone como ejemplo el corazón suyo: “aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.  (Mateo  11,29)


El Corazón de Jesús

Al cristiano, le enternece hablar desde el corazón, del Corazón de Jesús. En efecto, a todos nos conmueve y nos emociona profundamente, porque sabemos que esta figura nos habla de un amor dotado de hermosura, porque no nos cabe ninguna duda que el Corazón de Jesús, es para nosotros el mas bello emblema del amor. Su corazón fue colmado de amor total al Padre y a los hombres. Es tan importante en todos nosotros, que para aprender a amar a los demás de gran forma, tratamos de de comprender algo del amor de Cristo Jesús a todos los hombres.

Los Evangelios, nos hablan del corazón de Jesús, mostrándonos un corazón humano y al mismo tiempo con el misterio de un amor humano-divino. El corazón humano de Cristo está unido a su divinidad, es así como podemos decir que el amor de Dios se ha encarnado en el amor humano de Cristo y el nos pide; “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón”  (Lucas  10,27),porque el es “El Señor, nuestro Dios, es el único Señor”  (Marcos  12,29), y cuando el “escriba” le dijo a Jesús, “El es único y que no hay otro fuera de El, y amarle con todo el corazón,  (Marcos  12, 32), le dijo que; “No estás lejos del Reino de Dios”.  (Marcos  12, 34)

Con todo, Jesús, tuvo también un corazón muy humano y sensible, como lo demuestra en el relato de la resurrección de Lázaro; “Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente…..y  Jesús se echó a llorar.  (Juan  11, 33-35). Luego de que Jesús entregó su espíritu en la cruz, el Corazón de Jesús se detuvo y cesó de latir, y luego al resucitar, “no ha cesado nunca, ni cesará ya jamás de palpitar con un apacible e imperturbable latido”. (HA 28). Como lo demuestra Juan, quien sintió su latidos al reposar sobre el pecho (el Corazón) de Jesús, cuando escribe el amoroso dialogo de amor entre Pedro y su Maestro; “dice Jesús a Simón Pedro: Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?”  (Juan  21,15)


El Corazón de Dios, amor hacia los hombres

El amor de Dios hacia el hombre existe desde siempre y para toda la eternidad; “De lejos el Señor se me apareció y me dijo; Con amor eterno te he amado: por eso he reservado gracia para ti”.  (Jeremías  31, 2). Es así, como San Juan Evangelista que conoció a Jesús íntimamente descansando sobre el pecho (corazón) de Jesús, tanto que fue el discípulo amado, exclama; “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.” (Juan  3, 16-17), es decir, un amor extremo, que llevo a su propio Hijo a la Cruz por amor a los hombres, revelado el mismo Jesús; “Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos”  (Juan  15, 12-13).

Esto nos revela el gran corazón de Dios; “mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros”  (Romanos  5,8) así como también Jesús nos muestra su gran corazón, su sufrimiento y muerte en cruz son una muestra de su amor por nosotros, como lo declara San Pablo; “y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí”.  (Gálatas  2,20)


Las fuentes de la fiesta del sagrado corazón de Jesús

Una vez concluida la fiesta de Pentecostés la Iglesia durante un día viernes, después de la fiesta de Corpus, celebra la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Esta es un fiesta relativamente nueva, no obstante la idea de celebrar tiene muchos años, y la fuente esta en las misma Sagradas Escrituras. Dios nos amado siempre, “Dios es Amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene; en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados”.  (1 Juan  4, 8-10). Por eso, lo que celebramos en esta fiesta, es el amor de Dios revelado en Cristo Jesús y manifestado sobre todo en su pasión. El símbolo de ese amor es el corazón de Cristo herido por los pecados de los hombres.

Es así entonces, que la devoción al Sagrado Corazón es devoción a Cristo mismo, y hacia El se dirige nuestra oración: "Venid, adoremos al corazón de Jesús, herido por nuestro amor".

Una monja, Margarita María Alacoque, de la orden de la Visitación, en Francia, fue quien impulsó la idea que se concretaría en una nueva fiesta en el calendario litúrgico. Los antecedentes son que entre 1673 y 1675 tuvo santa Margarita María, en su convento de Paray-le-Monial, una sucesión de visiones en las que Jesucristo le habló pidiéndole que se ocupase por la institución de una fiesta del Sagrado Corazón, que debería celebrarse el viernes después de la octava del Corpus Christi. Luego en 1856, el papa Pío IX la hizo extensiva a toda la Iglesia.



La lectura de la liturgia

La liturgia de esta fiesta, en sus tres ciclos de la solemnidad del Corazón de Jesús nos hace contemplar en conjunto desde su clave profunda: “el amor de Dios”.

Ciclo A: “El Señor se prendó de ustedes y los eligió, no porque sean el más numeroso de todos los pueblos. Al contrario, tú eres el más insignificante de todos. Pero por el amor que les tiene” (Deut 7,6-11). Dios no nos ama por lo que somos o tenemos, sino que al amarnos nos regala y nos bendice. Es un amor gratuito y misericordioso, que toma la iniciativa constantemente. “Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en Él. Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en él”. (1Jn 4,7-16). “Venid a mí los que estáis cansados”. (Mt 11,25-30). Frente a los fariseos, que cargaban fardos pesados e insoportables sobre la gente, obligándoles a cumplir meticulosamente la Ley, Jesús afirma que su yugo es llevadero y ligero. Acoger a Cristo es recibir su amor, que lo hace todo fácil. Por eso seguir a Jesús no es una carga pesada, sino encontrar en Él nuestro descanso. Él toma nuestro cansancio y alivia nuestros agobios porque en la cruz ha tomado el peso del pecado que nos destruía.

Ciclo B; “Sacarán agua con alegría de las fuente de la salvación”. (Is 12,2-6). La tradición cristiana ha entendido que la antigua profecía de Isaías se ha cumplido en Jesús. Al ser traspasado su costado, “salió sangre y agua”. Jesús muerto y resucitado se convierte en manantial de vida y salvación. Derrama su Espíritu, su amor, su misma vida. Por eso, estamos invitados constantemente a acudir a Él para beber esa agua que sacia su sed y le purifica y para recibir la aspersión de su sangre que le regenera y le embriaga. “Verán al que ellos mismos traspasaron”. (Jn 19,31-37). Desde los apóstoles, todas las generaciones cristianas han descubierto el amor de Dios contemplando a Cristo crucificado. La cruz es la expresión mayor de este amor. Por eso también nosotros somos invitados antes que nada a mirar a Jesús. El apóstol Juan nos enseña este secreto y desea contagiarnos esta mirada contemplativa: para que entendamos hasta qué punto somos amados y aprendamos a amar de una manera semejante.

Ciclo C, “Yo mismo voy a buscar mi rebaño y me ocuparé de él”, (Ez 34,11-16). Frente a los malos pastores de Israel, que se aprovechaban de las ovejas, Dios anuncia que Él mismo en persona saldrá en busca de sus ovejas. Es lo que ha hecho en la encarnación de su Hijo. No ha dado por perdidas a las ovejas obstinadas y rebeldes, sino que las ha buscado hasta las puertas mismas del infierno. La prueba de que Dios nos ama es que Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores. (Rom 5,5-11), es lo que llena de asombro y gratitud el corazón de Pablo, el haber sido amado siendo pecador, siendo incluso perseguidor de la Iglesia. “Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido”. (Lc 15,3-7) Es sorprendente escuchar la alegría de Dios por la conversión del hombre. Jesús no acusa ni reprocha; al contrario, se alegra indeciblemente cuando alguien acepta dejarse encontrar y volver al redil. Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. La gloria de Dios es que el hombre viva, que se deje vivificar en plenitud, hasta la santidad. ¿Cuántas alegrías estoy dispuesto a dar a Jesucristo que lo ha entregado todo por mí?


La contemplación de este misterio

La contemplación de este misterio, causa en nosotros profundos sentimientos de amor y es una gran invitación a adorar al Señor. Pero también, a compadecernos por los sufrimientos de Nuestro Señor Jesucristo, que padeció en manos de los hombres. Ciertamente, la reflexión de los sufrimientos de Cristo debería producir en nosotros el dolor de los pecados, de los nuestros propios y de los del mundo. Pero hay también lugar para el gozo, gozo de conocer que somos tan amados y que ha triunfado el amor, por tanto, nuestra devoción no debe permanecerse solo en el nivel del estremecimiento, sino que además, sea un dulce momento para ayudar a cargarle la cruz  a Cristo Jesús.

En efecto, esta devoción al Sagrado Corazón de Jesús, debe hacerse aceptando la invitación de Cristo a tomar nuestra cruz y seguirle como se nos ha pedido en Aparecida, como  “discípulos y misioneros  de Jesucristo”, seducido por El, por su entrega de amor en la Cruz, por tanto, nos corresponde a todos, los que somos su Iglesia, Obispos, Presbíteros, Diáconos, Religiosos y Fieles Laicos, ponernos en el lugar de Cristo y tomar parte en la obra salvadora de Jesús, con amor mutuo, porque “si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie le ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En esto conocemos que permanecemos en él y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu”. (1 Juan  4,11-13)

La Fiesta de “El Sagrado Corazón de Jesús”, no invita a mirar a Cristo y a aprender de su ejemplo; “aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”.  (Mateo  11, 29), Nuestro amor cristiano puede ser de diversas maneras, pero cuanto más nos acerquemos al de Cristo, será mas transparente y cristalino.

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. (Mateo  5,8)

Cristo Jesús, viva en sus corazones

viernes, 17 de abril de 2015

CONOZCAMOS NUESTRA FE CATÓLICA: EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

CONOZCAMOS
NUESTRA FE
CATÓLICA
El Sagrado Corazón de Jesús

- Todos hemos escuchado alguna vez, sobre la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. En este folleto te explicaremos de que se trata esta devoción.

¿QUÉ ES UNA DEVOCIÓN ?

- Todas las devociones aprobadas por la Iglesia son ACTOS DE RELIGIÓN QUE BUSCAN DAR CULTO ADIÓS.
- ¿Y por qué damos culto a Dios? Porque Dios nos creó y nos ha dado todos los bienes que tenemos, y por eso es digno de que nosotros sus hijos lo adoremos.



LA HISTORIA DE SANTA MARGARITA DE ALACOQUE

- Margarita era una niña que desde pequeña rezaba mucho y quería mucho a la Santísima Virgen. Margarita sentía claramente que Jesús la llamaba a la vida religiosa.

- En 1671, cuando tenía 24 años, se convirtió en religiosa de las "Hijas de Santa María".

- Jesús se le aparecía a Margarita. De las muchas APARICIONES que recibió de Jesús, son 4 las que se consideran como principales:

+ La primera, en 1673, en la que Jesús le descubrió su amor infinito hacia los hombres.

+ La segunda, al año siguiente, el Corazón de Jesús se le mostró herido por las espinas de nuestros pecados, que le rodeaban y oprimían.

+ La tercera,ese mismo año, cuando Margarita estaba adorando el Santísimo Sacramento(la Hostia), el Señor se dejó ver y le pidió que comulgara siempre que se lo permitiera la obediencia, especialmente los primeros viernes de mes.Le pidió además que rezara la Hora Santa en la noche del jueves al viernes, para acompañarle en la oración que hizo en el huerto de los Olivos en medio de tantos sufrimientos antes de su Pasión. + La Hora Santa es una hora de oración, frente a la Hostia,en la que se busca reparar las ofensas hechas a Jesús recitando unas plegarias.

+ El cuarto, el gran encuentro con el SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, en 1675. Margarita estaba adorando al Santísimo Sacramento cuando Jesús se le apareció y le dijo: 'Mira este Corazón que tanto ha amado a los hombres y en cambio, no recibe de la mayoría más que ingratitudes, por sus faltas de respeto, sacrilegios y pecados. Pero lo que más me duele, es que obran así hasta los corazones, que de manera especial se han consagrado a Mí. Por esto te pido, que el primer viernes después de la octava del Corpus se celebre una fiesta particular para honrar a mi Corazón, comulgando en dicho día y reparando las ofensas que he recibido en el Sacramento del Altar. Te prometo que mi corazón derramará abundantes bendiciones sobre los que hagan esto."

LA DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
- ¿Quién es el Sagrado Corazón de Jesús? El Sagrado Corazón de Jesús, es Jesús mismo.

-¿Qué es la devoción al Sagrado Corazón de Jesús? Es dar culto al GRAN AMOR QUE DIOS TIENE POR NOSOTROS.

- ¿Y que tiene que ver el amor de Dios con el Sagrado Corazón de Jesús?
En todo corazón humano se dice que se guardan los sentimientos del amor y precisamente, el Corazón de Jesús es el símbolo de este amor infinito que Él tiene por nosotros.

- ¿Cómo sabemos que Jesús nos ama infinitamente? Hay 4 grandes MISTERIOS que son la prueba del gran amor de Jesús a los hombres:

a)La ENCARNACIÓN: siendo Dios se hizo hombre.
b) La REDENCIÓN: murió por nuestros pecados.
c) La EUCARISTÍA: se quedó en la hostia.
d)La SALVACIÓN: nos da la oportunidad de entrar al cielo y vivir felices eternamente con Él. ¿Te queda duda del grandísimo amor de Jesús?

- ¿Qué nos pide Jesús a cambio de su amor? Nos pide que le amemos también y que reparemos por el poco amor que los hombres le tenemos y las muchas ofensas que le hacemos. 

- ¿Qué debemos hacer para ser devotos del Corazón de Jesús?
Debemos amar muy de veras a Jesús, consagrarnos a Él en todo, hacer algunas prácticas de esta devoción (que te explicaremos más adelante) y tratar que otras personas se hagan devotas de Él también.

- ¿Podemos adorar y venerar al Corazón de Jesús como al mismo Dios? Sí, porque es el corazón de Dios hecho hombre.

-¿Cuándo se celebra la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús? Se celebra en el mes de Junio.

- ¿Quién aprobó esta devoción?
La Santa Iglesia la aprobó después de las apariciones de Jesús a Santa Margarita de Alacoque.



¿ CÓMO ES EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS ?
¿Cómo era el Corazón de Jesús que vio Margarita?

a) Un corazón coronado por LLAMAS.
Este corazón las llamas significa el infinito amor que Jesús nos tiene.

b) Un corazón rodeado por una CORONA de agudas espinas.
¿Por qué las espinas si Jesús está feliz en el cielo? Porque aunque sea feliz también ve con su mirada divina la inmensa cantidad de pecados, de frialdad, de indiferencia que cometen todos los días los hombres que El redimió con su preciosa sangre, y que fue inútilmente derramada para muchos. Ve almas pecadoras y almas, que son indiferentes a todo, tibias e ingratas, cuando deberían reparar con su amor, con sus plegarias y penitencias tanta maldad.

¿CÓMO SER DEVOTOS DEL SAGRADO CORAZÓN?

- Haciendo actos de amor que respondan en algún modo al amor infinito que Jesús nos ha tenido.

- Haciendo oración, dirigiendo palabras de amor al Corazón de Jesús, palabras de gratitud y adoración.

- Rezando jaculatorias (pequeñas plegarias).

- Haciendo visitas a Jesús ante el Sagrario.

- Ofreciendo la comunión para reparar las ofensas al Corazón de Jesús.

- Haciendo la costumbre de ir a misa y comulgar todos los primeros viernes de mes.

- Ofreciendo todas nuestras acciones del día y nuestra vida como un acto de amor a Dios.

- Aceptando los sufrimientos de cada día con resignación y alegría y haciendo sacrificios para REPARAR las ofensas que hemos hecho a su corazón y las ofensas que continuamente le hacen otros.

- Podemos pensar piadosamente que con nuestros actos de amor, penitencia y reparación vamos quitando las espinas de aquella punzante corona que rodea el Corazón de Jesús.

- Pero más que cualquier otra cosa, es del agrado del Corazón de Jesús, el que seamos buenos, el que sigamos su ejemplo, el que imitemos sus virtudes para tener un alma cada día más santa y más cercana a El.



PROMESAS DEL SAGRADO CORAZÓN A SUS DEVOTOS

- Jesús, al aparecerse a Sta. Margarita, le ordenó que promoviera el culto al Sagrado Corazón y prometió llenar de gracias y bendiciones a aquellos devotos suyos y aquellos que propaguen el culto a su Sagrado Corazón.

Jesús le hizo DOCE PROMESAS:
1)A las almas consagradas a mi Corazón, les daré las gracias necesarias para su estado de vida.
2)Daré paz a sus familias.
3)Les consolaré en todas sus aflicciones.
4)Seré su amparo y refugio seguro durante la vida y principalmente a la hora de la muerte.
5)Bendeciré sus empresas y haré que las enderecen a su eterna salvación.
6)Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de misericordia.
7)Las almas tibias se harán fervorosas.
8)Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a la perfección.
9)Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón esté expuesta y sea honrada.
10) Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones más duros.
11) Las personas que propaguen esta devoción, tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él.
12) A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi corazón les concederá la gracia de la perseverancia final a la hora de morir. Venid a mi todos,los que estáis fatigados y oprimidos bajo el peso de la cruz, y yo os aliviaré. "Venid a mi; si no sentís tal fuerza misteriosa de mi infinito amor a vosotros,sentid al menos la generosidad de los beneficios que deseo concederos. ¡Cuánto lo necesitáis! Sin mi gracia, sin mi misericordia, sin mi amor,os perderéis para siempre. Mucho deseo vuestra salvación, porque os amo mucho. Solamente si me amáis, os ameréis a vosotros mismos, porque yo soy vuestra única y verdadera felicidad. "


PROPÓSITO DEL MES:

- De hoy en adelante seré devoto del Sagrado Corazón de Jesús. Si puedo conseguir una imagen suya la pondré a la entrada de mi casa.
- Haré las cosas que aprendí en este folleto que me dicen como ser devoto del Sagrado Corazón.
- Invitaré a otras personas a procurar esta devoción.


viernes, 27 de junio de 2014

EL EVANGELIO DE HOY: VIERNES 27 DE JUNIO DEL 2014 - SOLEMNIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS



Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús 
Viernes 27 de Junio del 2014

Antífona de Entrada
Los proyectos del corazón del Señor subsisten de edad en edad, para librar las vidas de sus fieles de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre.

Se dice "Gloria".

Oración Colecta
Oremos:
Dios todopoderoso, al celebrar hoy la solemnidad del Corazón de Jesús recordamos el inmenso amor de tu Hijo para con nosotros; concédenos alcanzar de esa fuente divina la abundancia inagotable de tu gracia.

Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.



Primera Lectura
El Señor te he elegido por el amor que te tiene

Lectura del libro del Deuteronomio 7, 6-11

En aquel tiempo, dijo Moisés al pueblo:

"Eres un pueblo consagrado al Señor, tu Dios; él te eligió para que fueras pueblo suyo entre todos los pueblos de la tierra.

El Señor se ha comprometido contigo y te ha elegido, no por ser tú el más numeroso de todos los pueblos, ya que al contrario, eres el menos numeroso; más bien te ha elegido por el amor que te tiene y para cumplir el juramento hecho a tus padres. Por eso, el Señor, con mano firme, te sacó de la esclavitud y del poder del faraón, rey de Egipto.

Reconoce, pues, que el Señor, tu Dios, es el Dios verdadero y fiel. él guarda su alianza y su misericordia hasta mil generaciones para los que lo aman y cumplen sus mandamientos; pero castiga a quienes lo odian, y los hace perecer sin demora.

Guarda, pues, los mandamientos, preceptos y leyes que yo te mando hoy poner en práctica".

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.



Salmo Responsorial
Del salmo 102

El Señor es compasivo y misericordioso.

Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga su santo nombre. Bendice al Señor, alma mía, y no te olvides de sus beneficios.

El Señor es compasivo y misericordioso.

El Señor perdona tus pecados y cura tus enfermedades; él rescata tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura.

El Señor es compasivo y misericordioso.

El Señor hace justicia y le da razón al oprimido. A Moisés le mostró su bondad y sus prodigios al pueblo de Israel.

El Señor es compasivo y misericordioso.

El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. No nos trata como merecen nuestras culpas, ni nos paga según nuestros pecados.

El Señor es compasivo y misericordioso.


Segunda Lectura
Dios nos amó

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 4, 7-16

Queridos hijos: Amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama

ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. El amor que Dios nos tiene, se ha manifestado en que envió al mundo a su Hijo para que vivamos por él.

El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero y nos envió a su Hijo, como víctima de expiación por nuestros pecados.

Si Dios nos ha amado tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. A Dios nadie lo ha visto nunca; si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y su amor en nosotros es perfecto.

En esto conocemos que permanecemos en él y él en nosotros: en que nos ha dado su Espíritu. Nosotros hemos visto y de ello damos testimonio, que el Padre envió a su Hijo como salvador del mundo. Quien confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, permanece en Dios y Dios en él.

Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en ese amor. Dios es amor y quien permanece en el amor, permanece en Dios y Dios en él.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.


Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.

Tomen mi yugo sobre ustedes, dice el Señor, y aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón.

Aleluya.



Evangelio
Aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 25-30

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús exclamó:

"Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien.

El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Vengan a mí todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo los aliviaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga ligera".

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.



Oración introductoria 

Dios mío, Tú eres rico en misericordia, al punto tal de entregarnos a tu Hijo Jesús, para librarnos del pecado. Me reconozco pecador, indigno y débil, humildemente imploro me acojas en esta oración porque quiero permanecer en tu rebaño. 

Petición 

Sagrado Corazón de Jesús, traspasado por mis pecados, ten piedad y misericordia. 

Meditación del Papa Francisco 

En los Evangelios encontramos diversas referencias al Corazón de Jesús, por ejemplo en el pasaje donde Cristo mismo dice: "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón". Es fundamental, luego, el relato de la muerte de Cristo según san Juan. Este evangelista, en efecto, testimonia lo que vio en el Calvario, es decir, que un soldado, cuando Jesús ya estaba muerto, le atravesó el costado con la lanza y de la herida brotaron sangre y agua. Juan reconoce en ese signo, aparentemente casual, el cumplimiento de las profecías: del corazón de Jesús, Cordero inmolado en la cruz, brota el perdón y la vida para todos los hombres. (S.S. Francisco, 9 de junio de 2013). 

Reflexión 

En un estanque vivía una colonia de ranas. Y el sapo más viejo se creía también el más grande y el más fuerte de toda la especie. Cada mañana se posaba a la orilla del estanque y comenzaba a hincharse para atraer la atención de sus vecinas y para presumir su tamaño y su fuerza. Un buen día se acercó un buey a beber; y el sapo, viendo que éste era más grande que él, comenzó a hincharse e hincharse, más que en otras ocasiones, tratando de igualarse al buey. Y tanto se infló que reventó. Así sucede también a muchos hombres que, por su ambición, su soberbia y prepotencia tratan de igualarse a otro buey (y también se podría escribir con "g"). Ya muy bien lo decía san Agustín: "La soberbia no es grandeza, sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande, pero no está sano". 

Feuerbach y Nietzsche -dos filósofos ateos del siglo pasado- lanzaron sus teorías del "super-hombre" y del dominio del más fuerte. Ideas tan tristes que desembocaron en la prepotencia nazi, en un racismo aberrante y en todas las formas de totalitarismo ateo que perseguía todo tipo de religión, especialmente la católica; esas ideas fueron las causantes de la Segunda guerra mundial y originaron un abismo de inhumanidad que ni siquiera excluyeron los terribles campos de concentración y de exterminio. Esa triste "ley del más fuerte" impone muchas veces el criterio de comportamiento entre los hombres, ¡tan penosa y de tan lamentables consecuencias para la convivencia humana! Y es que el poder, la ambición desenfrenada y la soberbia prepotente pudre el corazón de los hombres y crea verdaderos infiernos. 

Y, sin embargo, Jesucristo nuestro Señor nos viene a hablar hoy de humildad, de mansedumbre y de servicio: "Tomen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas"... ¿No es un mensaje ya trasnochado y pasado de moda? ¿Acaso el que triunfa, hoy en día, no es el hombre "fuerte", el "grande", el poderoso? 

El pequeño, el débil y el humilde ni siquiera es tomado en cuenta; más aún, muchas veces es ridiculizado y emarginado. El mismo Nietzsche se mofaba de la humildad, diciendo que era "un vicio servil y un comportamiento de esclavos". 

En el Evangelio de la fiesta del Sagrado Corazón, se nos presenta Jesús en oración bendiciendo a su Padre: "Te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado los misterios del Reino a los sabios y a los poderosos, y se los has revelado a los pequeños". ¡Qué contraste tan abismal! Pensamos que las gentes felices del mundo son los ricos, los poderosos, los grandes, los fuertes y los sabios. Y, sin embargo, nuestro 

Señor llamó "dichosos" precisamente a los de la parte opuesta: "Bienaventurados los pobres de espíritu, los mansos, los que lloran, los misericordiosos, los pacíficos, los que padecen persecución... porque de ellos es el Reino de los cielos" (Mt 5, 1-12). Y hoy, Jesús nos sale con otra de las "suyas", invitándonos a la humildad. ¿Es que Jesús está loco? 

¡Con razón nadie le hace caso! Parece que Él va siempre "en sentido contrario", contra corriente. Pero, no nos viene mal preguntarnos quién es el verdadero loco. A Nietzsche, al final de su vida, "se le saltaron la tuercas" y acabó suicidándose. 

Jesús siempre se presentó así: manso y humilde. Después de la multiplicación de los panes, cuando la muchedumbre quería arrebatarlo para hacerlo rey, Él se les esconde y se va solo, a la montaña, a orar. Y cuando curó al leproso de su enfermedad inmunda o devolvió la vista al ciego de nacimiento; cuando hizo caminar al paralítico, curó a la hemorroísa,resucitó a Lázaro o a la hija de Jairo, no se dedicó a tocar la trompeta para que todo el mundo se enterara... Y, finalmente, cuando se decide a entrar triunfalmente en Jerusalén, no lo hace sobre un alazán blanco o sobre un caballazo prieto azabache, rodeado de un ejército de vencedor, sino montado en un pobre burrito, que era señal de humildad y de paz. 

¡Definitivamente, Jesús no hacía milagros para "ganar votos" para las elecciones, ni se aprovechó de su popularidad entre la gente para hacerse propaganda política y ocupar los mejores puestos, como muchos de nuestros gobernantes! Él no era un populista o un demagogo como los que abundan hoy en nuestras plazas y manifestaciones públicas. Él no conocía, sin duda, esa "picardía" y oportunismo interesado, ni sabía mucho de eso que nosotros llamamos "técnicas de publicidad y de imagen"... 

"Aprendan de mí -nos dice- que soy manso y humilde de corazón". Sí. Él había dicho durante su vida pública que "no había venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos" (Mc 10,45) y lo cumple al pie de la letra. ¡Aquí está la verdadera grandeza: no la del poder, sino la grandeza de la humildad, de la mansedumbre y del servicio! 

Si seguimos su ejemplo, Él nos asegura los frutos que obtendremos: "Encontrarán descanso para sus almas, porque mi yugo es suave y mi carga ligera". La persona humilde goza de una paz muy profunda porque su corazón está sosegado. Ese yugo y esa carga se refieren a la cruz que tenemos que llevar todos los seres humanos. Pero Cristo nos llena de paz y de felicidad en medio del dolor porque su presencia y su compañía nos bastan y nos sacian. Él es nuestra paz. Y no importa que nos lluevan las persecuciones, las calumnias, las injurias y todo tipo de mentiras. 

Diálogo con Cristo 

No importan las persecuciones. Tu nos llena de paz porque tu yugo es llevadero y tu carga ligera. Nos advertiste que seríamos perseguidos porque también te persiguieron a Ti y te condenaron a muerte por calumnias. Llamaste "bienaventurados a los perseguidos", y contigo tenemos asegurada la victoria y el triunfo definitivo. 

Propósito 

Poner en en el Corazón de Jesús todas mis preocupaciones y confiarme a Él. 




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