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martes, 29 de septiembre de 2020

ÁNGELES DEL CALLEJÓN



 Ángeles del Callejón


r el verano. Fue a visitar algunos amigos en la noche y por quedarse platicando se le hizo muy tarde, mas de lo que había planeado y tuvo que caminar sola a su casa. No tenia miedo porque vivía en una cuidad pequeña y estaba a solo unas cuantas cuadras del lugar. Mientras caminaba a su casa, oro a Dios que la mantuviera salva de cualquier mal o peligro.

Cuando llego al callejón que le servía como atajo para llegar mas pronto a su casa decidió tomarlo, sin embargo cuando iba a la mitad, noto a un hombre parado al final del callejón y se veía como que estaba esperando por ella. Diana se puso nerviosa y empezó a rezar a Dios por protección. Al instante un sentimiento de tranquilidad y seguridad la envolvió, sintió como si alguien estuviera caminando con ella; llego al final del callejón y camino justo enfrente del hombre y llego bien a su casa.

Al siguiente dia, leyó en el periódico que una joven había sido violada en aquel mismo callejón unos 20 minutos después de que ella pasara por allí. Sintiéndose muy mal por esa tragedia y pensando que pudo haberle pasado a ella, comenzó a llorar dando Gracias a Dios por haberla cuidado y le rogó que ayudara a la otra joven, que la acogiera en su reino.

Decidió ir a la estación de policía, pensó que podría reconocer al hombre y les dijo su historia.

El policía le pregunto si estaría dispuesta a identificar al hombre que vio la noche anterior en el callejón, ella accedió y sin dudar reconoció al hombre en cuestión. Cuando el hombre supo que había sido identificado, se rindió y confeso.

El policía agradeció a Diana por su valentía y le pregunto si había algo que pudieran hacer por ella, y ella le pidió que le preguntaran al hombre porque no la ataco a ella cuando paso por el mismo callejón. Cuando el policía le pregunto al hombre el contesto: "Porque ella no estaba sola, había dos hombres altos caminando uno a cada lado de ella"

jueves, 13 de febrero de 2020

LOS ÁNGELES Y LOS MORIBUNDOS


Los ángeles y los moribundos



Los ángeles son seres espirituales cuya naturaleza y misión podemos conocer en la Sagrada Escritura, la doctrina de la Iglesia o testimonios de videntes validados por la Iglesia como el conocido Ángel que se apareció a Lucía, Jacinta y Francisco en Fátima. El P. John Horgan trabaja en hospitales en la diócesis de Vancouver y en un libro recientemente publicado explica cómo la acción de los ángeles es fundamental en los últimos momentos de vida de los moribundos. La web Portaluz recoge un hecho verídico que experimentó este sacerdote con un moribundo.

El sacerdote canadiense de la Arquidiócesis de Vancouver, el P. John Horgan, ha escrito un libro titulado “His Angels at Our Side” (Sus Ángeles a nuestro lado), en el que testimonia -entre otras cosas- una particular historia sobre una intervención angélica directa. La historia es corta y revela cómo la misión de los ángeles se orienta a la salvación de las personas y la importancia en todo ello de los sacramentos.

El P. Horgan cuenta la historia de un hombre que no había sido bautizado y vivía alejado de Dios. Estando casado, cuenta el sacerdote, abandonó a su esposa e hijos, sólo para casarse con otra mujer, la cual lo abandonó cuando él recibió un diagnóstico de cáncer. He aquí la descripción del encuentro final del sacerdote con el hombre, en palabras del mismo P. Horgan en las páginas 272 a 274 de su libro:

“Los ángeles realizan su custodia de diversas maneras. En mi vida de sacerdote y como capellán de hospital, he sido testigo de la presencia de los santos ángeles, sobre todo en la atención a los enfermos y moribundos. Una vez acompañé a un hombre que no era católico, pero cuya primera esposa siempre había sido muy comprometida con la Fe; incluso después de que su matrimonio llegó a su fin, nunca dejó de rezar por su esposo. Él le había prometido que se bautizaría antes de morir, lo cual ella nunca olvidó. Su vida fue difícil después de que él la dejó, pero ella perseveró en su confianza en Dios, criando a los hijos la fe.

Cuando su esposo desarrolló cáncer, la segunda mujer lo dejó y se quedó solo. Pero la fiel esposa vino a su lado y lo cuidó en el hospital; incluso trajo a los hijos ya adultos para que se reconciliaran con él. Ella hizo todo lo posible para traer consuelo a sus últimos días y para animarle a una mejor relación con Dios. Aun así, él no quería ser bautizado. Fui a visitarlo regularmente, sin éxito. Pero ella me decía: “Padre, estoy orando a su ángel de la guarda y a mi ángel de la guarda. Estoy segura de que él será bautizado”.

Un domingo por la mañana me detuve, por casualidad, para visitar al hombre. Le pregunté una vez más: “¿Quieres ser bautizado y aceptar la gracia de Cristo? Ya sabes, que el Señor te ha estado llamando todos estos años, y has visto la evidencia de su amor en la fidelidad y devoción de tu buena esposa”. El hombre respondió: “Sí. Padre, sé lo que he hecho; sé cómo he vivido. Me arrepiento de todo y pido el perdón del Señor. Quiero ser bautizado”.

Comencé a preparar los aceites y el agua bendita para el Bautismo. Pero cuando estaba por comenzar el ritual, inequívocamente escuché una voz dentro de mí que decía: “¡AHORA!” Y entonces, sin demora, tomé el agua en un pequeño vaso de medicina, la vertí en la frente del hombre diciendo las palabras: “Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. Y antes de que pudiera decir “Amén”, murió. No hubo sufrimiento; simplemente cerró los ojos y se fue. Se había ido a casa con Dios. Las enfermeras y su familia estaban asombrados por esto, pero lo que más recuerdo es la mirada en los ojos de la esposa. Con su último aliento había aceptado la gracia que su esposa había implorado para él durante tantos años. La fe y bondad de la esposa, probadas por años de sufrimiento, se habían hecho tan fuertes que rompieron toda resistencia interior y llamaron al infinito amor del Dios hecho hombre.

Una y otra vez, al atender a los moribundos y hablarles del cielo, he experimentado cómo la mención de los ángeles trae consuelo y paz, incluso a los que han estado alejados de la Iglesia. En muchos casos, los santos ángeles han permanecido fijos en sus mentes y corazones como una figura conocida por primera vez en la infancia, una devoción aprendida sobre las rodillas de sus madres, presente en una especial mansedumbre y sabiduría.

De igual manera, los ángeles pueden ayudar a los enfermos y moribundos a encontrar en los sufrimientos de nuestro Señor el significado y la importancia para su propio dolor, llevándolos a crecer en gracia y amor para que puedan entrar al Cielo regocijándose con la compañía de los mismos ángeles que han sido sus protectores de toda la vida”.


*Fuente: “Religión en Libertad”

lunes, 3 de octubre de 2016

LA RELACIÓN DEL PADRE PÍO Y SU ÁNGEL DE LA GUARDA


La relación del Padre Pío y su Ágel de la Guarda
Él tuvo una convivencia muy familiar con su ángel de la guarda


Por: Adilson Costa da Costa | Fuente: GaudiumPress.org 




No nos faltan explicitaciones profundas, objetivas y claras dadas por la Santa Iglesia sobre los Ángeles de la Guarda y cuánto debemos recurrir a ellos . Definiciones teológicas, enseñanzas de los Padres y doctores de la Iglesia, como Santo Tomás de Aquino, sobre estos nuestros guardianes, constituyen un tesoro magnífico de la Doctrina Católica.

Tal es la importancia de los ángeles custodios que en 1608 el Papa Pablo V instituyó la fiesta de los Santos Ángeles de la Guarda, con vistas especialmente a estimular la devoción de los miembros de la Iglesia a ellos. A partir de 1670, el Papa Clemente X fijó la fiesta obligatoria el día 2 de octubre.

Entretanto, estos tan excelentes amigos nos son, a veces, olvidados. ¡Cuanto mejor sería nuestra existencia, repleta de paz y ánimo para enfrentar las dificultades inherentes al ser humano, concebido en el pecado original, si tuviésemos mayor familiaridad con nuestro ángel de la guarda  y a él recurriésemos!

Ahora, justamente los santos comprendieron bien el papel de estos espíritus puros, creados por Dios para protegernos. Conforme comenta Mons. João Clá Dias, comprendieron esta realidad de que "las criaturas están siempre conjugadas unas con las otras". ¹ Y argumenta: "No era posible que fuese creado el mundo angélico enteramente separado del mundo humano. Tanto más que cada niño, al nacer, recibe un Ángel de la Guarda".²

San Pío de Pietrelcina
Entre estos Santos, uno especialmente vivió esta realidad más elevada y fue agraciado con una convivencia muy familiar con su ángel de la guarda fue San Pío de Pietrelcina.

Numerosos son los hechos de una convivencia frecuente con el Ángel de la Guarda relatados en la vida de San Pío - favorecido, además, de muchos dones místicos, entre los cuales, el de tener las llagas de la crucifixión de Nuestro Señor Jesucristo.

Es uno de ellos el siguiente: "Un señor, de nombre Franco Rissone, sabiendo del constante empeño de San Pío para que hubiese mayor devoción a los Celestes Custodios, todas las noches, del hotel donde estaba hospedado, enviara su Ángel de la Guarda al Padre Pío para que le transmitiese los mensajes deseados. Franco dudaba que el santo oyese sus recados.

Cierto día, al confesarse con San Pío, preguntó: ‘¿Vuestro Reverendísimo oye realmente lo que le mando decir por el Ángel de la Guarda?' A lo que el religioso respondió: ‘¿Pero entonces juzgas que estoy sordo?'. [...]

"Todavía más elocuente es el hecho ocurrido con otra señora, llamada Banetti, campesina que residía a algunos kilómetros de la ciudad de Turín, en Italia. El día 20 de septiembre, fecha en que se conmemoraba la recepción de los estigmas del Padre Pío, era costumbre que las personas más devotadas al santo confesor le enviasen cartas de las más variadas partes de Italia y hasta de otros países."

"La señora Banetti no encontró quien fuese a la ciudad para poner su carta en el correo. Se encontraba afligida por no poder enviar sus saludos a San Pío. Se acordó, entretanto, de la recomendación que le hiciera el santo, en la última vez en que con él estuviera: ‘Cuando sea preciso, manda tu Ángel de la Guarda a hablar conmigo". En el mismo instante dirigió una oración a su Celeste Guardador: ‘Oh mi buen Ángel, llevad vos mismo mis saludos al Padre, pues no tengo otra forma de mandarlos'."

"Pocos días después, la señora Banetti recibe una carta venida de San Giovanni Rotondo, lugar donde vivía San Pío, enviada por la señora Rosine Placentino, con las siguientes palabras: ‘El Padre me pide que le agradezca en su nombre los votos espirituales que le enviaste'." ³

Esta relación tan próxima que vemos entre San Pío y su Ángel de la Guarda es ideal para estimularnos a tener una convivencia continua y creciente, cada cual, con su ángel protector. Es para esta convivencia que rezamos la tan conocida oración:

"Ángel de la Guarda, mi dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, hasta que me pongas en paz y alegría, con todos los santos Jesús, José, y María".

-------

¹ Mons João Scognamiglio Clá Dias. Homilia. São Paulo, 29 set. 2009. (Arquivo ITTA-IFTA). In Pe. Pedro Rafael Morazzani Arráiz (Org.).A criação e os Anjos. São Paulo: Instituto Lumen Sapientiae, 2015, p. 110.
² Mons. João Sconamiglio Clá Dias. Idem, p. 110.
³ Pe. Pedro Rafael Morazzani Arráiz (Org.). A criação e os Anjos. São Paulo: Instituto Lumen Sapientiae, 2015, p. 139.

HAS OLVIDADO A TU ÁNGEL DE LA GUARDA? 8 RAZONES PARA QUE NO LO ALEJES DE TU VIDA


¿Has olvidado a tu Ángel de la Guarda? Aquí 8 razones para que no lo alejes de tu vida
Por Abel Camasca



 (ACI).- “La Iglesia confiesa su fe en los Ángeles Custodios, venerándolos en la liturgia con una fiesta especial, y recomendando el recurso a su protección con una oración frecuente”, señaló una vez San Juan Pablo II en una de sus catequesis sobre los ángeles.

Aquí 8 razones para que nunca olvides a tu Ángel de la Guarda, cuya fiesta es el 2 de octubre.

1. Te acompaña desde la concepción
Cada ser humano desde el momento de su concepción tiene un Ángel de la Guarda. Dice el Catecismo en el numeral 336: “Desde su comienzo hasta la muerte, la vida humana está rodeada de su custodia y de su intercesión”. Asimismo, añade una frase de San Basilio Magno: “Nadie podrá negar que cada fiel tiene a su lado un Ángel como protector y pastor para conducir su vida”.

Con estas afirmaciones se entiende que la misión del Ángel de la Guarda es la de velar por cada uno, protegiéndonos de los peligros y alentando nuestra vida en Cristo. Por ello San Juan María Vianney (el Cura de Ars) indicaba: “Qué feliz es ese Ángel de la Guarda que acompaña al alma cuando va a Misa”.

2. Su existencia no es un invento ni un cuento infantil, se fundamenta en la Biblia
La existencia de los ángeles, una verdad de fe. En la Biblia, desde el Antiguo Testamento hay numerosas citas que hablan de los ángeles que custodian, como en Éxodo (23, 20-21): “Yo voy a enviar un Ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te conduzca hasta el lugar que te he preparado. Respétalo y escucha su voz”.

De igual manera en el Nuevo Testamento, Jesús dice (Mt. 18,10): “Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus Ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial”.


3. Son compañeros cercanos de los Santos
Muchos santos han dado testimonio de la inseparable relación que tuvieron con sus Ángeles Custodios. Entre ellos tenemos a San Francisco de Sales, Santa Teresita del Niño Jesús, San Pío de Pietrelcina, San Josemaría Escrivá, etc.

Se dice que Santa Francisca Romana (1384-1440), patrona de los conductores, tuvo la fortuna de ver a su Ángel de la Guarda, quien velaba por ella día y noche. La santa lo describe así: “Era de una belleza increíble, con un cutis más blanco que la nieve y un rubor que superaba el arrebol de las rosas”.

“Sus ojos, siempre abiertos tornados hacia el cielo, el largo cabello ensortijado tenía el color del oro bruñido. Su túnica llegaba al suelo y era de un blanco algo azulado y, otras veces, con destellos rojizos. Era tal la irradiación luminosa que emanaba de su rostro, que podía leer maitines en plena media noche”.

4. Es tu protector en los momentos difíciles
En el siglo IV San Basilio Magno decía que "todo fiel tiene a su lado un Ángel como protector y pastor, para llevarlo a la vida". Por su parte, San Bernardo de Claraval enseñaba que los Ángeles Custodios son demostración de que "el cielo no descuida nada que pueda ayudarnos", por lo cual pone "a nuestro lado estos espíritus celestes para que nos protejan, nos instruyan y nos guíen".

En una ocasión San Juan Bosco narró que el día de la fiesta del Ángel de la Guarda, recomendó a sus muchachos que en los momentos de peligro invocaran a su Ángel Custodio. En aquella semana dos jóvenes obreros estaban en un andamio altísimo alcanzando materiales y de pronto se partió la tabla y ambos se vinieron abajo.

Uno de ellos recordó el consejo del santo y exclamó: “¡Ángel de mi guarda!”. Cayeron sin sentido y cuando sus compañeros fueron a verlos, encontraron que uno había muerto, pero el que había invocado al Ángel Custodio recobró el conocimiento y subió la escalera del andamio como si nada le hubiera pasado. Luego el muchacho contó que al invocar a su ángel sintió que le ponían por debajo una sábana, que lo bajaban suavemente y que después de eso ya no recordaba más.

5. Son poderosos servidores de Dios
El Catecismo en el numeral 329 especifica que “con todo su ser, los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Porque contemplan ‘constantemente el rostro de mi Padre que está en los cielos’ (Mt 18, 10), son ‘agentes de sus órdenes, atentos a la voz de su palabra’ (Sal 103, 20).

San Bernardo Abad en uno de sus sermones indicó que “ellos, los que nos guardan en nuestros caminos, no pueden ser vencidos ni engañados, y menos aún pueden engañarnos. Son fieles, son prudentes, son poderosos: ¿por qué espantarnos? Basta con que los sigamos, con que estemos unidos a ellos, y viviremos así a la sombra del Omnipotente”.

6. Son veloces cuando se les llama
Santo Tomás de Aquino detalló en la Summa Theologica que “la rapidez de movimiento del ángel no se mide por la cantidad de su poder, sino de acuerdo con la determinación de su voluntad”.

Los ángeles no están obligados por un cuerpo material como nosotros, para que puedan moverse muy rápido, a la velocidad de “pensamiento”. Si se le pide al ángel Custodio que ayude a alguien más, este estará de vuelta inmediatamente.

7. La veneración a los Ángeles Custodios es legítima
En el 2002 la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos declaró en el Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia que la devoción popular a los Santos Ángeles “es legítima y buena”.

Sin embargo, precisó, el fiel debe tener cuidado con algunos pensamiento erróneos, como: “creer que el mundo y la vida están sometidos a una lucha incesante entre Ángeles y demonios, en la cual el hombre resulta arrollado por poderes superiores a él, ante los que no puede hacer nada; o interpretar de una manera esquemática y simplista, casi infantil, algunas acontecimientos de su vida atribuyendo al Maligno incluso las pequeñas contradicciones, y por el contrario, al Ángel Custodio los éxitos y logros”.

También hay que rechazar, señala, “el uso de dar a los Ángeles nombres particulares, excepto Miguel, Gabriel y Rafael, que aparecen en la Escritura”.

8. Se les puede invocar en todo momento y lugar
Se les puede invocar en todo momento. Sin embargo, la tradición de la Iglesia recomienda saludar e invocar al Ángel de la guarda durante el día, especialmente con las siguientes oraciones:

Oración I
Ángel de Dios, que eres mi custodio, pues la bondad divina me ha encomendado a ti, ilumíname, guárdame, defiéndeme y gobiérname. Amén.


Oración II
Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me perdería. Hasta que amanezca en los brazos de Jesús, José y María Amén.

sábado, 7 de mayo de 2016

LOS ÁNGELES DEL CIELO


Los ángeles del cielo




¿Qué son los ángeles? Espíritus que contemplan a Dios y que viven en medio del misterio. Espíritus que participan de la alegría divina y colaboran en sus planes sobre los hombres débiles y necesitados de ayuda y protección.

Por eso los ángeles sufrirán, de algún modo que no podemos imaginar, al ver que hay corazones que se cierran al amor o pierden la esperanza. O se alegrarán profundamente cuando vean que otros corazones lloran por sus pecados e inician el camino del regreso al Amor de Dios.

El Evangelio nos habla de fiestas y gozo entre los ángeles por cada pecador convertido. Cada vida es importante para Dios, es observada por los ángeles, es bendecida de mil formas por compañeros celestes que nos invitan a soñar en el cielo que nos espera.

Dios desea que algunos ángeles intervengan en nuestras vidas. Por eso en la Biblia encontramos la narración de presencias angélicas. Especialmente bella resulta la salida de san Pedro de la cárcel, guiado por un ángel. Ya en la calle exclama fuera de sí: "Ahora me doy cuenta realmente de que el Señor ha enviado su ángel y me ha arrancado de las manos de Herodes y de todo lo que esperaba el pueblo de los judíos" (Hch 12,11).

Es muy conmovedora la historia de Tobit y de su hijo Tobías, a los que Dios envió el arcángel Rafael. Sólo al final, cuando Tobías ha podido contraer matrimonio con Sarra, y cuando Tobit ha recuperado la vista, los dos descubren que habían sido ayudados por un ángel.

El mismo Rafael les explica cómo había intervenido en sus vidas:

"Cuando tú y Sarra hacíais oración, era yo el que presentaba y leía ante la Gloria del Señor el memorial de vuestras peticiones. Y lo mismo hacía cuando enterrabas a los muertos. Cuando te levantabas de la mesa sin tardanza, dejando la comida, para esconder un cadáver, era yo enviado para someterte a prueba. También ahora me ha enviado Dios para curarte a ti y a tu nuera Sarra. Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están siempre presentes y tienen entrada a la Gloria del Señor" (Tb 12,12-15).

Rafael añade inmediatamente, para tranquilizar a sus amigos, estas palabras llenas de afecto: "No temáis. La paz sea con vosotros. Bendecid a Dios por siempre. Si he estado con vosotros no ha sido por pura benevolencia mía hacia vosotros, sino por voluntad de Dios. A él debéis bendecir todos los días, a él debéis cantar. Os ha parecido que yo comía, pero sólo era apariencia. Y ahora bendecid al Señor sobre la tierra y confesad a Dios" (Tb 12,17-20).

Servidores de Dios y amigos de los hombres: así son los ángeles. Las palabras de Rafael nos llenan de alegría y esperanza. Con la ayuda angélica podemos descubrir el amor de Dios y recibir una fuerza concreta, oportuna, en tantas pruebas de la vida.

Por eso hemos de sentirnos invitados a dar gracias a Dios, porque no deja sin recompensa ningún gesto de amor que podamos ofrecer a los hermanos nuestros más necesitados. Porque nos envía, en ocasiones totalmente inesperadas, un ángel que rompa nuestras cadenas y nos lleve a descubrir lo inmensamente bello que es el Amor del Padre de los cielos.


Autor: P. Fernando Pascual LC 

miércoles, 9 de marzo de 2016

LA DIFERENCIA ENTRE UN ÁNGEL Y UN AMIGO



LA DIFERENCIA
 ENTRE UN ÁNGEL Y UN AMIGO



Un ángel no nos escoge, Dios nos lo asigna.

Un amigo nos toma de la mano y nos acerca a Dios.

Un ángel tiene la obligación de cuidarnos.

Un amigo, nos cuida por amor.

Un ángel, te ayuda evitando que tengas problemas,

Un amigo te ayuda a resolverlos.

Un ángel, te ve sufrir sin poderte abrazar.

Un amigo te abraza, porque no quiere verte sufrir.

Un ángel, te ve sonreír y observa tus alegrías.

Un amigo, te hace sonreír y te hace parte de sus alegrías.

Un ángel, sabe cuando necesitas que alguien te escuche.

Un amigo te escucha, sin decirle que lo necesitas.

Un ángel, en realidad, es parte de tus sueños.

Un amigo, comparte y lucha porque tus sueños, sean una realidad.

Un ángel, siempre esta contigo ahí, no sabe extrañarnos.

Un amigo, cuando no esta contigo, no solo te extraña sino que también, piensa en ti.

Un ángel, vela tu sueño.

Un amigo, sueña contigo.

Un ángel, aplaude tus triunfos.

Un amigo, te ayuda a que triunfes.

Un ángel, se preocupa cuando estás mal.

Un amigo, se desvive porque estés bien.

Un ángel, recibe una oración tuya.

Un amigo, hace una oración por tí.

Un ángel, te ayuda a sobrevivir.

Un amigo, vive por tí.

Para un ángel, eres una misión que cumplir.

Para un amigo, eres un tesoro que defender.

Un ángel, es algo celestial.

Un amigo, es la oportunidad de conocer lo más hermoso que hay en la vida

Un ángel, quisiera ser tu amigo.

Un amigo, sin proponérselo, ¡TAMBIÉN ES TU ÁNGEL!

martes, 29 de septiembre de 2015

LOS ÁNGELES INTERVIENEN EN NUESTRA VIDA


Los ángeles intervienen en nuestra vida
Servidores de Dios y amigos de los hombres: así son los ángeles.


Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net 



¿Qué son los ángeles? Espíritus que contemplan a Dios y que viven en medio del misterio. Espíritus que participan de la alegría divina y colaboran en sus planes sobre los hombres débiles y necesitados de ayuda y protección.

Por eso los ángeles sufrirán, de algún modo que no podemos imaginar, al ver que hay corazones que se cierran al amor o pierden la esperanza. O se alegrarán profundamente cuando vean que otros corazones lloran por sus pecados e inician el camino del regreso al Amor de Dios.

El Evangelio nos habla de fiestas y gozo entre los ángeles por cada pecador convertido. Cada vida es importante para Dios, es observada por los ángeles, es bendecida de mil formas por compañeros celestes que nos invitan a soñar en el cielo que nos espera.

Dios desea que algunos ángeles intervengan en nuestras vidas. Por eso en la Biblia encontramos la narración de presencias angélicas. Especialmente bella resulta la salida de san Pedro de la cárcel, guiado por un ángel. Ya en la calle exclama fuera de sí: "Ahora me doy cuenta realmente de que el Señor ha enviado su ángel y me ha arrancado de las manos de Herodes y de todo lo que esperaba el pueblo de los judíos" (Hch 12,11).

Es muy conmovedora la historia de Tobit y de su hijo Tobías, a los que Dios envió el arcángel Rafael. Sólo al final, cuando Tobías ha podido contraer matrimonio con Sarra, y cuando Tobit ha recuperado la vista, los dos descubren que habían sido ayudados por un ángel.

El mismo Rafael les explica cómo había intervenido en sus vidas:

"Cuando tú y Sarra hacíais oración, era yo el que presentaba y leía ante la Gloria del Señor el memorial de vuestras peticiones. Y lo mismo hacía cuando enterrabas a los muertos. Cuando te levantabas de la mesa sin tardanza, dejando la comida, para esconder un cadáver, era yo enviado para someterte a prueba. También ahora me ha enviado Dios para curarte a ti y a tu nuera Sarra. Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están siempre presentes y tienen entrada a la Gloria del Señor" (Tb 12,12-15).

Rafael añade inmediatamente, para tranquilizar a sus amigos, estas palabras llenas de afecto: "No temáis. La paz sea con vosotros. Bendecid a Dios por siempre. Si he estado con vosotros no ha sido por pura benevolencia mía hacia vosotros, sino por voluntad de Dios. A él debéis bendecir todos los días, a él debéis cantar. Os ha parecido que yo comía, pero sólo era apariencia. Y ahora bendecid al Señor sobre la tierra y confesad a Dios" (Tb 12,17-20).

Servidores de Dios y amigos de los hombres: así son los ángeles. Las palabras de Rafael nos llenan de alegría y esperanza. Con la ayuda angélica podemos descubrir el amor de Dios y recibir una fuerza concreta, oportuna, en tantas pruebas de la vida.

Por eso hemos de sentirnos invitados a dar gracias a Dios, porque no deja sin recompensa ningún gesto de amor que podamos ofrecer a los hermanos nuestros más necesitados. Porque nos envía, en ocasiones totalmente inesperadas, un ángel que rompa nuestras cadenas y nos lleve a descubrir lo inmensamente bello que es el Amor del Padre de los cielos.

martes, 21 de abril de 2015

HAY ÁNGELES


Hay Ángeles...



Hay Ángeles que caen del cielo
Para aliviar las penas en la tierra....

Ángeles que surcan el cielo
Con sus pensamientos,
Que cruzan los mares con su ilusión,
Que hacen caminos con sentimiento
Y secan lágrimas del corazón.

Ángeles que miran al cielo
Con esperanza y amor
Y con sus ojos transmiten
Su verdad y su pasión.

Los que iluminan senderos
Y caminan con amor,
Los que cuidan con sus alas
La humildad del corazón.

Los que vuelan, los que ríen,
Los que sueñan sin temor,
Los que lloran, los que callan
Por un mañana mejor.

Los hay blancos, los hay negros
Y morenos de color;
Los hay niños, los hay viejos,
Todos llenos de calor.

Si ríes con alegría,
Si lloras con emoción,
Si sueñas, cantas y sientes,
Si esperas con ilusión,
Si tus ojos son ventanas
De tu amor y corazón,
Si llegas a las estrellas
Y las tocas con tu voz
No dudes, eres un ángel
Lleno de luz y calor.

Transmite con fe tu aliento,
Tu esperanza y tu emoción,
ilumina los caminos,
Siembra siempre la pasión.

Busca siempre la alegría,
El beneficio y el amor,
Olvida el temor, el miedo...
Confía en tu corazón...
siempre!

Haz un alto en el camino...
Estás preocupado? Estás triste?
Estás desalentado?
Hay un dolor muy grande
Golpeando tu corazón?

Por hoy sé un ángel...
ilumina tu corazón...
Saca aún sin fuerzas
Una sonrisa que ilumine tu vida
Y la de los que te rodean....

Mira al cielo y cree...
Conserva la fe y la esperanza...
No bajes los brazos,
No recojas las semillas del desaliento...
Ten fe!

No solucionamos nada
Estando tristes o preocupados...
Debemos conservar siempre
La esperanza en nuestro corazón,
Pedir con fuerza, reír, soñar, amar, creer...

Sé un ángel...
Sueña, ama, cree, ilusiónate,
Y vuela tan alto como puedas...
Y la luz de las estrellas
iluminará tu vida siempre...
Es mi deseo!

martes, 24 de febrero de 2015

¿CÓMO RELACIONARME CON MI ÁNGEL DE LA GUARDA?


¿Cómo relacionarme con mi Ángel de la Guarda?
Recordemos que ellos fueron colocados a nuestros lado para librarnos del infierno y llevarnos al Cielo


Por: . | Fuente: Blog de la Comunidad Piedras Vivas




Ya sabemos cual es la misión de los ángeles de la guarda: conducirnos al Cielo y a la salvación -eterna. Pero, ¿cómo nos relacionamos concretamente con ellos, en el día a día?

Ante que nada, nuestros ángeles son nuestros amigos. No existen secretos entre nosotros. Ellos saben todo lo que hacemos y -al contrario de los demonios que no ven a Dios cara a cara- saben también lo que pensamos, cuando Dios se los comunica.

Lo mínimo a hacer con relación a ellos es saludarlos e invocarlos constantemente durante el día, recordando también a los ángeles de otras personas. Al saludar a alguna persona es interesante crear el hábito de saludar también a su santo ángel. Eso, además de ayudar al relacionamiento con ella, nos hace honrar una persona santa, que está al lado de ella y, al mismo tiempo, al lado de Dios.

En las Sagradas Escrituras, el ángel Rafael se ofrece para acompañar al joven Tobías en viaje: "Le Preguntó Tobías: "Conoces el camino que va para a Media? El respondió: "Sin duda. Pues estuve allá algunas veces y tengo experiencia y conozco todos los caminos" [1]

Los ángeles conocen las cosas mucho mejor que nosotros. Por eso, también podemos pedir consejos a ellos, siempre que pasamos por dificultades y peligros. Su auxilio es importante especialmente delante de las tentaciones, al final, ellos fueron colocados a nuestros lado para librarnos del infierno y llevarnos al Cielo.

De los santos también aprendemos lecciones valiosas para actuar con nuestros ángeles de la guarda.

El papa San Juan XXIII, por ejemplo, cuando tenía que resolver algún problema difícil durante su trabajo en la nunciatura de Paris, apostaba a la "diplomacia de los ángeles": mandaba a su santo ángel a conversar con los ángeles de sus interlocutores, para que ellos ayudasen a solucionar cualquier cuestión.

El padre Pío de Pietralcina insistía bastante con sus dirigidos espirituales, para que enviasen a el sus ángeles de la guarda, delante de cualquier necesidad. Era frecuente que el santo no duerma a la noche atendiendo a los pedidos que sus hijos espirituales le presentaban por medio de sus ángeles.

Santa Teresita del Niño Jesús, en su poesía: "A mi Ángel de la Guarda", escribía:

"Tú que los espacios cruzas
más rápido que el relámpago,
vuela por mí muchas veces
al lado de los que amo.
Seca el llanto de tus ojos
con la pluma de tu ala,
y cántales al oído
cuán bueno es nuestro Jesús.
¡Oh, diles que el sufrimiento
tiene también sus encantos!
Y luego, murmúrales
quedo, muy quedo, mi nombre...." [2]

Vale recordar también que no sólo las personas poseen ángeles de la guarda, como también instituciones, parróquias, diócesis, ciudades y países. Cuando San Juan María Vianney entró en Ars, impregnado de la consciencia sobrenatural, no dejó de saludar al ángel de aquella parroquia, juntamente con los ángeles de todos los parroquianos. San Francisco de Sales, en carta a un Obispo, recomendó que él invocase al ángel de su diócesis. Y en Portugal, hay una fiesta para el ángel del país, el mismo que apareció a los partorcitos de Fátima.

Importa, por fin, principalmente, imitar a los ángeles de la guarda, buscando ser como ángeles para las otras personas y haciendo de todo para que ellas lleguen al Cielo, donde un día, contemplaremos todos juntos, la faz de Dios.

miércoles, 21 de enero de 2015

LA DIFERENCIA ENTRE UN ÁNGEL Y UN AMIGO


LA DIFERENCIA ENTRE 
UN ÁNGEL Y UN AMIGO


Un ángel no nos escoge, Dios nos lo asigna.

Un amigo nos toma de la mano y nos acerca a Dios.

Un ángel tiene la obligación de cuidarnos.

Un amigo, nos cuida por amor.

Un ángel, te ayuda evitando que tengas problemas,

Un amigo te ayuda a resolverlos.

Un ángel, te ve sufrir sin poderte abrazar.

Un amigo te abraza, porque no quiere verte sufrir.

Un ángel, te ve sonreír y observa tus alegrías.

Un amigo, te hace sonreír y te hace parte de sus alegrías.

Un ángel, sabe cuando necesitas que alguien te escuche.

Un amigo te escucha, sin decirle que lo necesitas.

Un ángel, en realidad, es parte de tus sueños.

Un amigo, comparte y lucha porque tus sueños, sean una realidad.

Un ángel, siempre esta contigo ahí, no sabe extrañarnos.

Un amigo, cuando no esta contigo, no solo te extraña sino que también, piensa en ti.

Un ángel, vela tu sueño.

Un amigo, sueña contigo.

Un ángel, aplaude tus triunfos.

Un amigo, te ayuda a que triunfes.

Un ángel, se preocupa cuando estás mal.

Un amigo, se desvive porque estés bien.

Un ángel, recibe una oración tuya.

Un amigo, hace una oración por tí.

Un ángel, te ayuda a sobrevivir.

Un amigo, vive por tí.

Para un ángel, eres una misión que cumplir.

Para un amigo, eres un tesoro que defender.

Un ángel, es algo celestial.

Un amigo, es la oportunidad de conocer lo más hermoso que hay en la vida

Un ángel, quisiera ser tu amigo.

Un amigo, sin proponérselo, ¡TAMBIÉN ES TU ÁNGEL!

martes, 30 de diciembre de 2014

ÁNGELES A TU LADO


Ángeles a tu lado


Ojalá que siempre tengas un ángel a tu lado, resguardándote en todas las cosas que hagas, recordándote que debes continuar creyendo en los días más radiantes, encontrando caminos para tus deseos y sueños para llevarte a hermosos lugares, dándote esperanza, que es tan cierta como el sol brindándote la fuerza de la serenidad como guía... 

Ojalá que siempre tengas amor, comodidad y valentía y ojalá que tengas siempre un ángel a tu lado... alguien que te tome cuando caigas, fortaleciendo tus sueños, inspirando tu felicidad, tomando tu mano y ayudándote a través de todo... 

En nuestros días, nuestras vidas están siempre cambiando, las lágrimas vienen, así como las sonrisas... 

A lo largo de los caminos que recorras ojalá que las millas sean mil veces más amorosas que solitarias, ojalá que ellas te den la clase de regalo navideño que nunca, jamás, acaba: alguien maravilloso para amar y un amigo querido en quien confiar... 

Ojalá tengas arcoiris después de cada tormenta ojalá tengas esperanzas que te mantengan tibio, y ojalá que siempre tengas un ángel a tu lado... 

miércoles, 1 de octubre de 2014

NUESTRO ÁNGEL DE LA GUARDA


Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net 
Nuestro ángel de la guarda
Necesitamos renovar nuestro trato afectuoso y sencillo con nuestro ángel de la guarda que está a nuestro lado y nos ayuda de mil modos.

 Nuestro ángel de la guarda



Muchos tienen la costumbre de hablar con su ángel de la guarda. Le piden ayuda para resolver un problema familiar, para encontrar un estacionamiento, para no ser engañados en las compras, para dar un consejo acertado a un amigo, para consolar a los abuelos, a los padres o a los hijos.

Otros tienen al ángel de la guarda un poco olvidado. Quizá escucharon, de niños, que existe, que nos cuida, que nos ayuda en las mil aventuras de la vida. Recordarán, tal vez, haber visto el dibujo de un niño que camina, cogido de la mano, junto a un ángel grande y bello. Pero desde hace tiempo tienen al ángel “aparcado”, en el baúl de los recuerdos.

De grandes es normal que hablemos a los niños de su ángel de la guarda. Nos sería de provecho pensar también en nuestro ángel que está a nuestro lado y nos ayuda de mil modos.

Es verdad: Dios es el centro de nuestro amor, y a veces no tenemos mucho tiempo para pensar en los espíritus angélicos. Podemos, sin embargo, ver a nuestro ángel de la guarda no como una “devoción privada” ni como un residuo de la niñez, sino como un regalo del mismo Dios, que ha querido hacernos partícipes, ya en la tierra, de la compañía de una creatura celeste que contempla ese rostro del Padre que tanto anhelamos.

Necesitamos renovar nuestro trato afectuoso y sencillo, como el de los niños que poseen el Reino de los cielos (cf. Mt 19,14), con el propio ángel de la guarda. Para darle las gracias por su ayuda constante, por su protección, por su cariño. Para sentirnos, a través de él, más cerca de Dios. Para recordar que cada uno de nosotros tiene un alma preciosa, magnífica, infinitamente amada, invitada a llegar un día al cielo, al lugar donde el Amor y la Armonía lo son todo para todos. Para pedirle ayuda en un momento de prueba o ante las mil aventuras de la vida.

Necesitamos repetir, o aprender de cero, esa oración que la Iglesia, desde hace siglos, nos ha enseñado para dirigirnos a nuestro ángel de la guarda: 



Ángel del Señor, que eres mi custodio,
puesto que la Providencia soberana me encomendó a ti,
ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname en este día. 
Amén.

LOS ÁNGELES CUSTODIOS, 2 DE OCTUBRE



Autor: Lucrecia Rego de Planas | Fuente: Catholic.net 
Ángeles Custodios
Cada persona tiene un ángel custodio, 2 de octubre

 Ángeles Custodios
Nuestros Guardaespaldas Celestiales


¿Quiénes son los ángeles custodios?

Dios ha asignado a cada hombre un ángel para protegerle y facilitarle el camino de la salvación mientras está en este mundo. Afirma a este respecto San Jerónimo: “Grande es la dignidad de las almas cuando cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia”. 

En el antiguo testamento se puede observar cómo Dios se sirve de sus ángeles para proteger a los hombres de la acción del demonio, para ayudar al justo o librarlo del peligro, como cuando Elías fue alimentado por un ángel (1 Reyes 19, 5.)

En el nuevo testamento también se pueden observar muchos sucesos y ejemplos en los que se ve la misión de los ángeles: el mensaje a José para que huyera a Egipto, la liberación de Pedro en la cárcel, los ángeles que sirvieron a Jesús después de las tentaciones en el desierto.

La misión de los ángeles custodios es acompañar a cada hombre en el camino por la vida, cuidarlo en la tierra de los peligros de alma y cuerpo, protegerlo del mal y guiarlo en el difícil camino para llegar al Cielo. Se puede decir que es un compañero de viaje que siempre está al lado de cada hombre, en las buenas y en las malas. No se separa de él ni un solo momento. Está con él mientras trabaja, mientras descansa, cuando se divierte, cuando reza, cuando le pide ayuda y cuando no se la pide. No se aparta de él ni siquiera cuando pierde la gracia de Dios por el pecado. Le prestará auxilio para enfrentarse con mejor ánimo a las dificultades de la vida diaria y a las tentaciones que se presentan en la vida.

Muchas veces se piensa en el ángel de la guarda como algo infantil, pero no debía ser así, pues si pensamos que la persona crece y que con este crecimiento se tendrá que enfrentar a una vida con mayores dificultades y tentaciones, el ángel custodio resulta de gran ayuda. 

Para que la relación de la persona con el ángel custodio sea eficaz, necesita hablar con él, llamarle, tratarlo como el amigo que es. Así podrá convertirse en un fiel y poderoso aliado nuestro. Debemos confiar en nuestro ángel de la guarda y pedirle ayuda, pues además de que él nos guía y nos protege, está cerquísima de Dios y le puede decir directamente lo que queremos o necesitamos. Recordemos que los ángeles no pueden conocer nuestros pensamientos y deseos íntimos si nosotros no se los hacemos saber de alguna manera, ya que sólo Dios conoce exactamente lo que hay dentro de nuestro corazón. Los ángeles sólo pueden conocer lo que queremos intuyéndolo por nuestras obras, palabras, gestos, etc.
También se les pueden pedir favores especiales a los ángeles de la guarda de otras personas para que las protejan de determinado peligro o las guíen en una situación difícil.
El culto a los ángeles de la guarda comenzó en la península Ibérica y después se propagó a otros países. Existe un libro acerca de esta devoción en Barcelona con fecha de 1494.


Cuida tu fe

Actualmente se habla mucho de los ángeles: se encuentran libros de todo tipo que tratan este tema; se venden “angelitos” de oro, plata o cuarzo; las personas se los cuelgan al cuello y comentan su importancia y sus nombres. Hay que tener cuidado al comprar estos materiales, pues muchas veces dan a los ángeles atribuciones que no le corresponden y los elevan a un lugar de semi-dioses, los convierten en “amuletos” que hacen caer en la idolatría, o crean confusiones entre las inspiraciones del Espíritu Santo y los consejos de los ángeles.

Es verdad que los ángeles son muy importantes en la Iglesia y en la vida de todo católico, pero son criaturas de Dios, por lo que no se les puede igualar a Dios ni adorarlos como si fueran dioses. No son lo único que nos puede acercar a Dios ni podemos reducir toda la enseñanza de la Iglesia a éstos. No hay que olvidar los mandamientos de Dios, los mandamientos de la Iglesia, los sacramentos, la oración, y otros medios que nos ayudan a vivir cerca de Dios. 

lunes, 29 de septiembre de 2014

LOS ÁNGELES DEL CIELO


Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
Los ángeles del cielo
Servidores de Dios y amigos de los hombres: así son los ángeles.

 Los ángeles del cielo



¿Qué son los ángeles? Espíritus que contemplan a Dios y que viven en medio del misterio. Espíritus que participan de la alegría divina y colaboran en sus planes sobre los hombres débiles y necesitados de ayuda y protección.

Por eso los ángeles sufrirán, de algún modo que no podemos imaginar, al ver que hay corazones que se cierran al amor o pierden la esperanza. O se alegrarán profundamente cuando vean que otros corazones lloran por sus pecados e inician el camino del regreso al Amor de Dios.

El Evangelio nos habla de fiestas y gozo entre los ángeles por cada pecador convertido. Cada vida es importante para Dios, es observada por los ángeles, es bendecida de mil formas por compañeros celestes que nos invitan a soñar en el cielo que nos espera.

Dios desea que algunos ángeles intervengan en nuestras vidas. Por eso en la Biblia encontramos la narración de presencias angélicas. Especialmente bella resulta la salida de san Pedro de la cárcel, guiado por un ángel. Ya en la calle exclama fuera de sí: "Ahora me doy cuenta realmente de que el Señor ha enviado su ángel y me ha arrancado de las manos de Herodes y de todo lo que esperaba el pueblo de los judíos" (Hch 12,11).

Es muy conmovedora la historia de Tobit y de su hijo Tobías, a los que Dios envió el arcángel Rafael. Sólo al final, cuando Tobías ha podido contraer matrimonio con Sarra, y cuando Tobit ha recuperado la vista, los dos descubren que habían sido ayudados por un ángel.

El mismo Rafael les explica cómo había intervenido en sus vidas:

"Cuando tú y Sarra hacíais oración, era yo el que presentaba y leía ante la Gloria del Señor el memorial de vuestras peticiones. Y lo mismo hacía cuando enterrabas a los muertos. Cuando te levantabas de la mesa sin tardanza, dejando la comida, para esconder un cadáver, era yo enviado para someterte a prueba. También ahora me ha enviado Dios para curarte a ti y a tu nuera Sarra. Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están siempre presentes y tienen entrada a la Gloria del Señor" (Tb 12,12-15).

Rafael añade inmediatamente, para tranquilizar a sus amigos, estas palabras llenas de afecto: "No temáis. La paz sea con vosotros. Bendecid a Dios por siempre. Si he estado con vosotros no ha sido por pura benevolencia mía hacia vosotros, sino por voluntad de Dios. A él debéis bendecir todos los días, a él debéis cantar. Os ha parecido que yo comía, pero sólo era apariencia. Y ahora bendecid al Señor sobre la tierra y confesad a Dios" (Tb 12,17-20).

Servidores de Dios y amigos de los hombres: así son los ángeles. Las palabras de Rafael nos llenan de alegría y esperanza. Con la ayuda angélica podemos descubrir el amor de Dios y recibir una fuerza concreta, oportuna, en tantas pruebas de la vida.

Por eso hemos de sentirnos invitados a dar gracias a Dios, porque no deja sin recompensa ningún gesto de amor que podamos ofrecer a los hermanos nuestros más necesitados. Porque nos envía, en ocasiones totalmente inesperadas, un ángel que rompa nuestras cadenas y nos lleve a descubrir lo inmensamente bello que es el Amor del Padre de los cielos.
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